Manila (Sábado, 19-04-2014, Gaudium Press) En un encuentro con el clero el pasado Jueves Santo, el Arzobispo de Lingayen-Dagupan y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, Mons. Sócrates Villegas, aconsejó a los sacerdotes alimentar la vida de oración y espiritualidad como fórmula para contrarrestar las dificultades que puedan encontrar en su ministerio. «No hay un celibato feliz sin una saludable vida de oración», enseñó el prelado. «Si quieren ser sacerdotes felices, mantengan intacta su vida espiritual».
Mons. Sócrates Villegas, Arzobispo de Lingayen-Dagupan, venera la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima durante su visita a Filipinas. Foto: Pilgrim Fatima. |
«Debemos orar, no sólo durante nuestro retiro anual o cuando estamos en dificultad», agregó Mons. Villegas. «Debemos orar a diario de la misma forma como comemos a diario y nos bañamos a diario». El Arzobispo insistió en la importancia de mantener en todo momento una relación personal cercana con Dios para mantenerse fieles a la misión encomendada a su ministerio sacerdotal.
Esta vida interior propicia las gracias que Dios envía a los sacerdotes, identificadas por el prelado como la «experiencia mística de Dios», necesaria para los presbíteros. «Cada sacerdote debe permitir ser tocado por el fuego de Dios. Cada sacerdote debe haber tenido una experiencia mística en sus años más jóvenes de seminario», explicó. «Esta experiencia mística debe mantenerse en el corazón a toda costa, todo el tiempo».
Según el Presidente de la Conferencia de Obispos, la vida sobrenatural permite superar tentaciones y dificultades comunes a todos los servidores de Dios, como lo son los sentimientos ocasionales de soledad o aislamiento. «Yo les digo a mis hermanos: su Arzobispo no es extraño a esos sentimientos», expresó. «He batallado con la tentación de rendirme, de bajar el nivel de mis ideales, de tomar la vida más placenteramente y unirme a la corriente de mediocridad y conveniencia». A todas estas situaciones y la sensación de «nadar contra la corriente», Mons. Villegas antepuso el remedio de la oración.
El celibato, afirmó, es «una realidad espiritual y sobrenatural» y por este motivo demanda «una relación íntima y profunda con Dios». La vida de piedad alimenta los «celibatos felices» y previene contra la tendencia de hacerse amargado o materialista, además de convertirse en un ejemplo para los demás, expuso el prelado. «Nosotros los sacerdotes tendemos a ser tímidos y reservados sobre nuestra vida personal con Dios», comentó. «Yo espero que puedan ser valientes y dar el paso de compartir mutuamente sus conversaciones con Dios, no sólo para preparar una homilía o una charla en el seminario, sino para compartir su fe, sus vulnerabilidades, compartir sus encuentros con Dios», concluyó el Arzobispo.
Con información de CBCP News.
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