Buenos Aires (Martes, 22-04-2014, Gaudium Press) La esperanza, la preocupación por los jóvenes, la alegría que proviene del resucitado, el triunfo a pesar de las dificultades, fueron éstos algunos de los temas abordados por los obispos argentinos en sus mensajes de Pascua.
Por ejemplo, Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina instó a abrir el corazón para que «esta vida de Jesucristo, sea también nuestra vida» y pidió que la alegría de la resurrección «no nos haga olvidar de esa otra realidad tan cercana que nos duele e interpela». Igualmente llamó a no olvidar a los jóvenes en las reflexiones pascuales, un segmento que «vive una orfandad de referencias, de valores y de ejemplaridad, que compromete el sentido de su vida y la fuerza de sus ideales»
Por su parte el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, convócó a un «testimonio con obras, con la coherencia de una conducta intachable, en un medio que parece cada vez más descuidado, dañado y torcido». Según el prelado, lo anterior no es un lamento innecesario,»no es esta una queja escandalizada, sino el reconocimiento sincero y objetivo del estado en que se encuentra la sociedad argentina, porque más allá de cualquier posición política sabemos que así vamos mal…»
«La Argentina necesita vivir su propia Pascua, y nosotros debemos contribuir a que ese cambio sobrevenga contribuyendo con la nuestra, con nuestra propia Pascua», expresó el arzobispo.
A su turno Mons. Mario Cargnello, arzobispo de Salta, dijo que sólo Dios es la respuesta a los más profundo anhelos del hombre. «Hoy, en la Pascua, los cristianos nos encontramos frente a la realidad de la muerte, la última palabra la tiene la vida porque Jesús ha resucitado. Por eso la Iglesia se alegra y pasan los años y seguimos cantando el aleluya».
Mons. Alfredo Horacio Zecca, arzobispo de Tucumán, reflexionó en el diario La Gaceta sobre el más íntimo sentido de la resurrección, que es «un incontenible anuncio del triunfo de la vida sobre la muerte», porque Cristo es, en efecto, «el lucero de la mañana, aquel que volviendo de los abismos resplandeció sereno sobre el género humano».
«La vida ha triunfado definitivamente sobre la muerte que ya no es, para el hombre, la última palabra. La Pascua de Cristo, es, también, nuestra Pascua y nos da la gracia para vivir como hombres nuevos, como resucitados. Nuestro obrar nuevo ha de seguir, necesariamente, a nuestro ser nuevo; el pecado da paso a la gracia, las tinieblas a la luz, la muerte a la vida», dijo Mons. Zecca.
A su tuno Mons. Luis Urbanc, obispo de Catamarca propuso como ejemplo al hombre sufriente toda la historia de la resurrección: «[Jesús] Triunfa la vida a pesar de las dificultades, del dolor, del fracaso, de la soledad, de las tentaciones, y de la agonía de Getsemaní. A pesar de la crisis económica, de las huelgas, de las guerras, de los escasos puestos de trabajo, etc., es posible una solución. ¿Por qué no vamos a gritar: ¡Regocíjense cielos y tierra!; verdaderamente resucitó Jesús, ha salido victorioso del sepulcro y éste ha ‘quedado vacío’? La muerte es la puerta de la vida».
Con información de Aica
Deje su Comentario