Bogotá (Jueves, 25-04-2014, Gaudium Press) El beato Juan XXIII que será canonizado este 27 de abril en la Ciudad del Vaticano, es llamado el «Papa bueno». Se considera así, gracias a su sencillez, amabilidad y carisma que tenía con el mundo durante su papado.
Angelo Giuseppe Roncalli, era el nombre real de Juan XXIII. Este hombre nació en Sotto il Monte, al norte de Italia en el seno de una familia campesina y sencilla de Lombardía. Muy seguramente el Beato guardó las enseñanzas y el legado de sencillez que fue transmitido por sus padres.
Cuando tenía 77 años, fue elegido Papa (el 28 de octubre de 1958), fue allí cuando se empezó a esparcir por el mundo el nombre de Juan XXIII. Este mismo día y con el «Discurso a la Luna», estableció contacto directo y humilde con la gente.
«Aquí, de hecho, está representado todo el mundo. Se diría que incluso la Luna se ha apresurado esta noche, observadla en lo alto, para mirar este espectáculo» y «regresando a casa, encontraréis a los niños; hacedles una caricia y decidles: ésta es la caricia del papa», exclamó Juan XXIII en la noche de octubre.
De esta manera, el futuro Santo, dejó recuerdos para el mundo; Juan Pablo II el día de su beatificación en el 2000 lo expresó así: «dejó en todos el recuerdo de un hombre con los brazos abiertos para acoger al mundo»
El nombre del «Papa bueno» es otorgado después de su muerte, puesto que para muchos él ha sido un ejemplo de unión.
El pasado 23 de abril, Mons. Battista Pansa, párroco de la iglesia romana de La Transfiguración y experto en la vida de Juan XXIII, en una conferencia organizada por la oficina de Prensa del Vaticano comentó que luego de ser elegido en 1958, lo primero que realizó fue la visita a los niños y a los enfermos.
Visita de Juan XXIII a los niños del Hospital Pediátrico Bambino Gesù de Roma / Foto: ospedalebambinogesu.it |
El primer destino elegido por el papa fue el ‘Hospital Pediátrico Bambino Gesù de Roma’. Los niños con un gesto de sonrisa lo confundieron con «San Nicolás». Este seudónimo impuesto por los niños, nació cuando se sorprendieron por su traje. Una sotana roja y un gorro rojo, era el atuendo que el Beato portaba.
Siempre con gestos de sencillez recorría el mundo para dejar recuerdos. Una de las características principales de Juan XXIII, era su capacidad «cómica» para captar la atención de la Iglesia católica, de esta manera y junto a su carisma, logró demostrar su personalidad y sus virtudes.
Desde el día de su beatificación y hasta su muerte en 1963, Juan XXIII es categorizado por muchos como el «Papa bueno», como un personaje emblemático que debe ser recordado con el pasar de los años.
Desde luego, la canonización que lo nombrará como Santo el próximo 27 de abril, abrirá aún más los legados hechos por Juan XXIII.
Con información de ACI prensa.
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