Ciudad del Vaticano (Miércoles, 30-04-2014, Gaudium Press) Ante una Plaza de San Pedro colmada de fieles -se calculan unos 80 mil-, el Santo Padre Francisco presidió en la mañana de este miércoles 30 la tradicional Audiencia General, continuando con su catequesis sobre los dones del Espíritu Santo.
Profundizando en el segundo de ellos: el de la inteligencia, el Sumo Pontífice recordó que este don es una gracia que sólo el Espíritu Santo puede comunicar: «no se trata de la inteligencia humana o de la capacidad intelectual de la que podemos estar más o menos dotados. Es una gracia que sólo el Espíritu Santo puede infundir y que despierta en el cristianismo la capacidad de ir más allá de la apariencia exterior de la realidad y escrudiñar en las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación».
El Santo Padre recordó que el don de la Inteligencia es una gracia que sólo el Espíritu Santo puede comunicar / Foto: Archivo-Gustavo Kralj/Gaudium Press) |
En este sentido, retomó las palabras del Apóstol Pablo cuando se dirigió a la Comunidad de Corintio, donde se refiere al don de la inteligencia: «Esas cosas que los ojos no ven, que los oídos no escuchan y que nunca entrarán en el corazón del hombre, Dios las ha preparado para aquellos que le aman. Pero a nosotros, Dios nos ha revelado por medio del Espíritu Santo».
Luego el Papa dijo: «Este don nos hace entender las cosas como las entiende Dios, con la inteligencia de Dios (…) Es un don estrechamente conectado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, día tras día hace que aumente la comprensión de aquello que el Señor ha dicho y ha cumplido».
Continuando con su catequesis, Francisco tomó como ejemplo a los discípulos de Emaús, quienes se abrieron al don de la inteligencia, dado por el Espíritu Santo: «Pero cuando el Señor les explica sus Escrituras para que entiendan que Él debía sufrir y morir para más tarde resurgir, sus mentes se abren y en sus corazones se enciende de nuevo la esperanza. Esto es lo que hace el Espíritu Santo».
Al concluir la Audiencia General, el Santo Padre saludó a los miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro, de un modo especial a los polacos que por estos días se encuentran en Roma con motivo de la canonización de San Juan Pablo II. «Que su intercesión sostenga la vida y las buenas intenciones de cada uno de ustedes, las preocupaciones y las alegrías de sus seres queridos y el desarrollo y el futuro sereno de la Iglesia en Polonia y de toda la patria», expresó.
A los peregrinos le lengua española, el Santo Padre invitó «a dejar al Espíritu Santo rajar el velo de oscuridad que ciega nuestra mente y nuestro corazón, para hacer de nosotros verdaderos creyentes capaces de gustar cuánto el señor nos revela y alegrarnos con su designio de amor en nuestra vida ¡Qué Jesús los bendiga, y la Virgen Santa los cuide!».
Recordando la memoria litúrgica de Santa Catalina de Siena, festividad ocurrida este martes 29, también llamó a los jóvenes a «vivir con la conciencia recta de quien no cede ante los compromisos humanos», a los enfermos a seguir su «ejemplo de fortaleza en los momentos de mayor dolor», y a los esposos a «imitar la solidez de la fe de quien se fía de Dios».
Con información de VIS y Radio Vaticano.
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