Ciudad de México (Lunes, 05-05-2014, Gaudium Press) Miriam Tejeda -mexicana, con Maestría en psicología y amplia experiencia aconsejando adolescentes y parejas- siempre había creído en Dios, pero solo volvió a pensar en el sacramento de la confesión cuando se vio afectada por una enfermedad neurológica que amenazaba su vida. Tras una cirugía, su condición se mantuvo crítica por varios meses. Entretanto, fue en esta situación de dolor que ella narra que tuvo una experiencia de orden místico, llamándola a cumplir un mandato de la Virgen, quien le encargaba una misión. Antes de salir del hospital ya había sido escrito el Manual de «Mater Filius», ya había nacido Mater Filius.
Mater Filius es una asociación sin ánimo de lucro que acoge a mujeres embarazadas en dificultades. Tienen casas en la capital mexicana y ahora una filial en Nebraska, EE. UU.
«Nosotros somos algo diferente a un mero refugio, aquí están los sacramentos y el ‘dulce amor de María’ que lleva curación a esas chicas», dice Julie Mainelli, que junto a su marido dirigen Mater Filius en Nebraska.
A veces las futuras madres que ingresan a Mater Filius (Madre e Hijo) vienen de situaciones de abuso o de drogadicción. Esta es una de las razones por las cuáles no se les permite dejar la casa en los primeros 40 días, para separarlas de sus anteriores problemas.
En la casa todo trascurre según un estilo «familiar». Las mujeres comparten los trabajos de cocina, limpieza y otras labores del hogar. Tienen horarios para higiene, estudio, visitas a la capilla, y reuniones semanales con la «doula», una señora voluntaria, entrenada para colaborarles en la consecución de objetivos, animarlas y evaluarlas.
Cada casa tiene también una «ima», que es la palabra aramea con la que Jesús llamó a su madre. La «ima» debe ser madre también. En una de las casas la ima es una madre que desarrolló su embarazo en Mater Filius, una «graduada» de Mater Filius.
Las mujeres dejan la casa de Mater Filius cuando el niño ya tiene 8 meses, pero se les invita a ir una vez por mes a un desayuno para «ex-alumnas», y allí se les regala una canasta llena de comida. Además, Mater Filius les ofrece cuidado lilbre diario a los niños que aún no han entrado a la escuela, y una red de apoyo hasta que el niño ha alcanzado los 10 años.
«Sin forzar de ninguna manera a las mujeres, la fe se torna una fuente de fortaleza, de manera que ellas no caigan presa de las situaciones en que antes se encontraban», dice el Padre Matthew Gutowski, capellán de los directores de Mater Filius en Nebraska.
«[Mater Filius] se dirige a las raíces más profundas del porqué ellas se encuentran en esa situación, así, ellas pueden ser trasformadas», dice Julie Mainelli. Según la fundadora, Miriam Tejeda, las futuras madres van cumpliendo ciertas etapas, en un proceso de acercamiento a Dios. Son muchas las que acuden a la confesión por primera vez en muchos años, comienzan a asistir a Misa con regularidad, y empiezan a leer obras de valía.
El sostenimiento de la obra se realiza más que con grandes donantes, con pequeñas ofrendas, en dinero y en especie. Un doctor ofrece una enfermera por medio día a la semana. Otros ofrecen pagar la cuenta del teléfono, otros un mes de renta, o un año de pañales. Y así la obra va caminando, con el «dulce amor de María».
Con información del National Catholic Register
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