Maringá (Jueves, 08-05-2014, Gaudium Press) Mons. Anuar Battisti, Arzobispo de Maringá, en el Estado de Paraná, escribió su más reciente artículo directamente desde la 52º Asamblea Nacional de los Obispos de Brasil, en Aparecida (SP), que tuvo inicio el día 30 de abril. Según el Prelado, esta es la tercera vez que los obispos se encuentran en el Santuario Nacional de Aparecida para la Asamblea.
Él recuerda que, en los últimos 20 años las asambleas ocurrieron normalmente en el Centro de Espiritualidad de los Jesuitas en Itaici, donde la estructura sirve perfectamente para acoger todos los obispos y ofrece el espacio exigido para todas las actividades.
Mons. Anuar explica que con el pasar del tiempo la Conferencia se fue tornando cada vez más numerosa y las exigencias también fueron tomando proporciones que se tornó inviable la realización del encuentro en aquel lugar. Él destaca que fue en ese momento que Mons. Raimundo Damasceno, Cardenal Arzobispo de Aparecida, con los Padres Redentoristas y el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida presentaron un proyecto que agradó a todos.
«Hoy nos encontramos muy bien acogidos y con toda la infraestructura, para la realización de este gran encuentro. Formamos hoy la mayor conferencia de Obispos católicos en el mundo. Sumamos casi 500 Obispos entre los que están activos y los que ya cumplieron 75 años. Todos nosotros al cumplir 75 años debemos renunciar al gobierno de la diócesis y a partir de esta edad nos tornaremos eméritos, o sea, sin función ninguna a no ser prestar servicios pastorales, sin autoridad de gobierno», completa.
De acuerdo con el Arzobispo, se constata que hoy muchos Obispos llegan con mucha disposición para el trabajo, sin embargo no existe ninguna posibilidad de continuar gobernando, administrando la Diócesis, a no ser durante aquel espacio de tiempo, entre la renuncia y la llegada del nuevo obispo. Para él, la misión episcopal está direccionada al servicio libre y desinteresado a todos. Como decía Mons. Damasceno en la apertura de la asamblea: «En la Santísima Eucaristía, nos revigoramos en la fuente del amor, pues es el amor de Cristo el que nos impulsa a evangelizar».
Conforme el Prelado, Mons. Damasceno también dijo que el Papa Francisco, en el 5º capítulo de la ‘Evangelii Gaudium’, dedicado a la espiritualidad de los evangelizadores, nos recuerda que «la primera motivación para evangelizar es el amor que recibimos de Jesús, aquella experiencia de ser salvados por Él que nos impulsa a amarlo cada vez más. Con efecto, un amor que no sintiese la necesidad de hablar de la persona amada, de presentarla, de tornarla conocida, ¿qué amor sería? ¡Cómo nos hace bien dejar que Él vuelva a tocar nuestra vida y nos envíe a comunicar su vida nueva! Sucede entonces que, en último análisis, lo que nosotros vimos y oímos, eso anunciamos».
En el mismo pronunciamiento, Mons. Anuar resalta que el Cardenal Damasceno resaltó: «Este acontecimiento anual, del cual participamos, es una experiencia intensa de la colegialidad episcopal. Aquí se renueva nuestra experiencia de que de la comunicación de pareceres y experiencias, y del intercambio de opiniones, como dijo el Concilio [Vaticano II] en el decreto Christus Dominus, resulta una santa colaboración de esfuerzos para el bien común de las Iglesias (CD, 37)».
Por último, el Arzobispo de Maringá destaca que en la Exhortación Apostólica «Alegría del Evangelio» el Papa Francisco afirmó: «Si ella [la parroquia] es capaz de reformarse y adaptarse constantemente, continuará siendo la propia Iglesia que vive en medio de las casas de sus hijos y sus hijas. Esto supone que esté realmente en contacto con las familias y con la vida del pueblo, y no se torne una estructura complicada, separada de las personas, ni un grupo de electos que miran para sí mismos. Tenemos, sin embargo, que reconocer que el apelo a la revisión y renovación de las parroquias todavía no dio suficiente fruto».
Mons. Anuar concluye diciendo que con el tema central, temas prioritarios, y una pauta con más de 20 asuntos y sub-asuntos, y un día de retiro espiritual, los trabajos de la asamblea se encerrarán el día 9 de mayo, con la Celebración Eucarística en la Basílica Nacional. «Retornaremos rehechos y entusiasmados para la misión, con las bendiciones de la Madre Aparecida». (FB)
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