Bogotá (Viernes, 09-05-2014, Gaudium Press) Sin un pastor acucioso, es muy probable que las ovejas se desorienten de su camino, es mucho más fácil que caminen por senderos de tinieblas. Por esto y algunas cosas más, la Iglesia nos recuerda en el cuarto domingo de pascua, la figura Buen Pastor.
El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas (Salmo 23). El Salmo se refiere a un Pastor, que es el mismo Padre Celestial, Jesús Nazareno, venerado así desde la cristiandad primitiva, en la que ya se rendía culto a Él como cuidador de su rebaño.
Museo diocesano de Valladolid, España |
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recuperarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recuperarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre. (Jn 10, 11-18)
Jesús Buen Pastor, venerado así desde la Iglesia primitiva
Comparar las ovejas con la humanidad, es tan válido desde los primeros tiempos del cristianismo como ahora. En la figura del rebaño guiado por el Buen Pastor, pensamos a Jesús dando la vida por el mundo, y amándonos como Dios Padre lo amó. De igual manera se considera que el humano puede fallar, y alejarse tanto como quiera; sin embargo, el Pastor irá en busca de la oveja perdida, la recuperará y la regresará de nuevo a su rebaño. Al hablar del Buen Pastor recordamos lo que Jesús decía que debía hacer un pastor solícito, cuando una de sus 100 ovejas se hubiese perdido.
El Buen Pastor en la Familia
Particularmente para las familias, Jesús debe estar presente como el Buen Pastor, quien guía el camino. Entretanto, al interior de esta institución también es creado un pastor, una persona de condición más terrenal, quien es guía en los senderos futuros y presentes que los miembros de la familia van a transitar.
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. La figura del Buen Pastor se puede aplicar también a la madre. Verdaderamente una buena madre es la buena pastora que da la vida por sus hijos.
Por otra parte, cuando la fe católica presenta la figura del Buen Pastor, esta puede hacerse más vivaz, en el momento en que la persona siente que transita por caminos descarriados. El Buen Pastor es aquel que constantemente se preocupa por las ovejas, por todas. Las sigue, las cuida, las vuelve a conducir al camino, va en busca generosa de aquella que se extravió. Las ovejas son su preocupación, y las ovejas tienen en él a su protector:
En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es un ladrón y un salteador. Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero y las ovejas atienden a su voz, llama a sus propias ovejas por su nombre y las saca fuera. Cuando ha sacado fuera todas sus ovejas, camina delante de ellas y las ovejas le siguen porque conocen su voz. Pero a un extraño no le seguirán, sino que huirán de él porque no conocen la voz de los extraños (Jn 10. 1-5)
Con información de Catholic.net
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