Ciudad del Vaticano (Miércoles, 14-05-2014, Gaudium Press) En una Plaza de San Pedro colmada por numerosos fieles y peregrinos del mundo, y con fuerte viento, el Pontífice Romano se explayó sobre el trascendental Don del Espíritu Santo de la Fortaleza.
«Hemos reflexionado sobre los tres primeros dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento y consejo. Hoy pensemos en lo que hace el Señor, Él viene siempre a sostenernos en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial: el don de la Fortaleza», dijo el Papa.
Foto: Radio Vaticano |
Este Don, se manifiesta de forma particular en los «momentos difíciles y situaciones extremas». «Es el caso de aquellos que tienen que afrontar experiencias particularmente duras y dolorosas, que perturban su vida y la de sus seres queridos. La Iglesia resplandece por el testimonio de tantos hermanos y hermanas que no han dudado en dar la propia vida, con tal de permanecer fieles al Señor y a su Evangelio. También hoy no faltan cristianos que en tantas partes del mundo continúan celebrando y testimoniando su fe, con profunda convicción y serenidad y resisten también cuando saben que esto puede costar un precio muy alto».
«No se debe pensar que el don de la Fortaleza sea necesario solamente en algunas ocasiones o situaciones particulares. Este don debe constituir la característica esencial de nuestro ser cristianos en la normalidad de nuestra vida cotidiana. Como he dicho, en todos los días de la vida cotidiana tenemos que ser fuertes, tenemos necesidad de esta Fortaleza para llevar adelante nuestra vida, nuestra familia, nuestra fe», completó el Papa.
El Pontífice citó al Apóstol de los Gentiles, cuando dice que «Yo lo puedo todo en aquel que me conforta» (Fil 4,13), e invitó a los fieles a recordar esa sentencia al momento de enfrentar las dificultades de la vida cotidiana: «El Señor da la fuerza, siempre, no falta. El Señor no nos prueba más de lo que nosotros podemos tolerar. Él está siempre con nosotros, ‘todo lo puedo en aquel que me conforta’.»
El Papa Francisco invitó también a pedir a la Virgen que el Espíritu Santo «nos conceda el don de fortaleza, para que sepamos seguir siempre a Jesús con alegría y perseverancia»
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