Redacción (Lunes, 19-05-2014, Gaudium Press) ¿Qué es lo maravilloso? Es aquello que se sale de lo común y tiene un auge de perfección. Maravilloso es aquello que habla al corazón de plenitud, maravilloso es aquello que sería si estuviese instalado en el cielo, si proviniese del cielo.
Recordemos que la buena filosofía nos dice que algo perfecto es lo que ha alcanzado un auge dentro de su género o especie. No sería perfecto un gato que hablara, pues no está en la naturaleza del mimoso tener lenguaje, pero cuando vemos un bello gato, nuestro espíritu -si tiene rasgos de inocencia- salta de entusiasmo, y dice, «ese es un gato perfecto».
¿Son maravillosos los gatos de la foto arriba? Diríamos que no.
Es cierto que ellos reflejan muy bien cualidades que creemos poseen estos felinos domésticos, como son por ejemplo agilidad, decisión, atención concentrada hacia su objeto de interés, calma y serenidad prestas a cualquier acción, etc., pero por haber conocido gatos más lindos, estos tal vez ya no sean para nosotros maravillosos.
Entretanto, estos atentos de la imagen adjunta de encima sí pueden ser los «primeros acordes» de una sinfonía que vaya componiendo en nuestro espíritu el «gato perfecto».
Ciertamente el persa de abajo se va acercando más a esa ‘perfección gatúbela’ que está inscrita en la matriz de nuestra alma, y no obstante, al mismo tiempo que admiramos al intrigado ojiazul de abajo, vemos que todavía falta camino por recorrer rumbo a la perfección absoluta en estos campos felínicos.
Foto: Paul Sullivan |
Ocurre que todas las cosas que existen no son sino reflejos de ideas divinas, son formas concretizadas de ideas divinas, de ideas presentes en Dios. Verdaderamente «Dios conoce todos los seres distintos de Él, no en sí mismos, sino en Sí mismo, o sea en su Esencia, o por su Esencia»; y «ese conocimiento que Dios tiene de los seres distintos de Él, es la verdadera y más radical causa de dichos seres, siempre que vaya acompañado de divino querer». 1 Es decir Dios tiene una idea, en Él, y si quiere la crea, y listo, ahí surge el nuevo ser.
Entretanto, notamos que en la creación hay cosas más perfectas y cosas menos perfectas. Pero… ¿cómo tener noción de ello si no existiese un Máximum de Perfección con el que las pudiésemos comparar? Es claro: ese Perfecto máximo, el Perfecto Absoluto en referencia al cual se es más o menos perfecto, ese es Dios.
Se desprende de lo anterior que es más cercano de la Perfección Absoluta lo más perfecto relativo. Pero todo, tanto lo menos perfecto cuanto lo más perfecto, van formando una escalera de cristal rumbo arriba, al Hacedor.
Y más. Los seres materiales son símbolo de elementos espirituales, presentes de forma esencial en el Ser Divino. Por ejemplo, de la agilidad del gato podemos decir algo diferente a la agilidad del tigre. El tigre tiene una agilidad con fuerza, mientras que la agilidad del gato es más sutil, es más de habilidad. Comprendemos mejor la sutileza y la habilidad en la agilidad cuando contemplamos un gato que cuando admiramos un tigre.
Foto: Moyan Brenn |
Es decir, hay algo que tiene el gato en la línea del símbolismo que no tiene el tigre, y fue por eso que Dios lo creó, para simbolizar algo de Él, que de otra forma no sería visto. Y si nuestro espíritu se adentró por todos los caminos anteriores, en el fondo, terminó haciendo una meditacion «religiosa», sí, pues navegó en el Espíritu de Dios, donde están las ideas de Dios, algunas de las cuales se concretizan en los seres de Dios.
Por Ricardo Castro
1 García López, Jesús. Metafísica tomista. EUNSA. 2da Edición. Barañáin – España. p. 626
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