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Ciudad del Vaticano (Jueves, 22-05-2014, Gaudium Press) En su catequesis este miércoles 21, el Papa Francisco prosiguió su serie sobre los siete dones del Espíritu Santo hablando esta vez sobre el de la ciencia. Más de 70 mil peregrinos estaban presentes en la Audiencia General, en la Plaza de San Pedro. Antes de ella, el Papa recorrió la Plaza a bordo de su auto abierto para saludar con guiños a la multitud de fieles.
El Santo Padre explicó que «cuando se habla de ciencia, el pensamiento nos remite inmediatamente para la capacidad del hombre de conocer siempre mejor la realidad que lo circunda y de descubrir las leyes que regulan la naturaleza y el universo. La ciencia que viene del Espíritu Santo no se limita al conocimiento humano: es un don especial que nos lleva a entender, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con cada criatura».
Según el Papa, el don de la ciencia nos ayuda a no caer en el riesgo de considerarnos dueños de la creación. La Creación es un regalo de Dios. Ella nos fue entregada por Dios para que sea cuidada, preservada y utilizada para beneficio de todos, con respeto y gratitud.
El don de la ciencia, prosiguió el Santo Padre, nos ayuda a mirar a las personas y las realidades que nos circundan sin ver en ellas lo absoluto, mas sabiendo reconocer sus límites y su fin último que es Dios: todo esto es motivo de serenidad y de paz. «Somos superiores a los ángeles, como dice el Salmo 8», afirmó el Papa. Cuando creó el hombre, Dios vio que se trataba de algo «muy bueno».
A los ojos del Señor, somos la cosa más bella de la creación, estando hasta incluso por encima de los ángeles. Agradezcamos al Señor por esta predilección.
Pero, esta es una predilección que implica en responsabilidad, resaltó el Papa, recordando que «este regalo de Dios para el hombre», trae como consecuencia la obligación de proteger la naturaleza. Cuidar de la creación es cuidar del don de Dios y es agradecer a Él por haber recibido esta incumbencia.
El Pontífice fue enfático: «Esta debe ser nuestra actitud en relación a la naturaleza: protegerla, caso contrario, la naturaleza nos destruirá. No nos olvidemos de eso». Sus reflexiones finales fueron: «si no protegemos la creación, ella nos destruirá. Debemos reflexionar sobre eso y pedir al Espíritu Santo el don de la ciencia para entender bien que la creación es el regalo más bello de Dios, el regalo para la mejor de las criaturas que Él creó, que es la persona humana». (JSG)
De la redacción con informaciones de la Radio Vaticana
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