Campo Mourão (Martes, 03-06-2014, Gaudium Press) Concluidas las conmemoraciones alusivas a la apertura del centenario natalicio de Mons. Eliseu Simões Mendes (1915-2015), 1º Obispo de la Diócesis de Campo Mourão, en Brasil, el obispo diocesano Mons. Francisco Javier Delvalle Paredes se dirige nuevamente a las comunidades, a fin de darles una palabra de esperanza y aliento.
Para él, ese es el papel del pastor: jamás desanimar y nunca permitir que sus hermanos pierdan el entusiasmo en la vivencia de la fe.
Pensando en eso, el Prelado comparte algunas impresiones de la 52ª Asamblea General de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), que ocurrió en la ciudad de Aparecida, en San Pablo, en el centro de eventos Padre Vítor Coelho de Almeida. Durante el período del 30 de abril al 9 de mayo estuvieron reunidos cerca de 350 obispos, miembros de las 18 regionales eclesiásticas componentes de la conferencia episcopal brasileña.
Primeramente, Mons. Francisco destaca la aprobación de dos documentos importantes para la caminata eclesial en el presente. Son ellos: el documento relativo a la renovación parroquial (Comunidad de comunidades: una nueva parroquia) y el documento sobre la cuestión agraria en Brasil. Según el Obispo, el primer documento ayudará a los obispos a ser presencia del Evangelio de manera más fecunda y samaritana, en el anuncio del Reino de Dios.
«Considerando con seriedad sus directrices, tendremos condiciones propicias al abandono de estructuras obsoletas no más condicentes con los apelos del marco histórico contemporáneo. Según mi modo de ver, el documento sobre la renovación parroquial es producto y consecuencia del espíritu eclesial inherente a las reflexiones propuestas por el Concilio Vaticano II», agrega.
«Además de los documentos aprobados, quiero recordar también que la Asamblea transcurrió en espíritu de colegialidad entre los Obispos y las Iglesias particulares por ellos representadas. Se insistió mucho sobre la necesidad de compartir entre las diócesis, a fin de que las regiones más empobrecidas posean condiciones de llevar adelante la misión evangelizadora».
Otra cuestión reflexionada en la asamblea, y destacada aquí por el Prelado, dice respecto al compartir eclesial en favor de la manutención de los sacerdotes que viven en zonas de intensa pobreza, a veces impedidos de realizar el trabajo pastoral por falta de condiciones materiales. El encuentro, de acuerdo con el Obispo, resaltó la urgencia de la solidaridad entre las diócesis como expresión del verdadero sentimiento eclesial cristiano, más allá de la formación de los nuevos padres y del preponderante papel al cual son llamados los diáconos permanentes.
Por último, Mons. Francisco afirma que delante de tantos desafíos por los cuales atraviesa la Iglesia en la contemporaneidad, como hermano y pastor desea convocar a todos los diocesanos para que se interesen cada vez más por la evangelización. Él resalta que el mundo se transforma rápidamente, en una aceleración antes nunca vista, y la Iglesia precisa estar atenta a ese movimiento, sin perder la fidelidad al Evangelio y a Cristo que, según la carta a los Hebreos, es el mismo ayer, hoy y siempre.
«Instruidos por las directrices emanadas de la 52ª Asamblea General de la CNBB y motivados por el heroico testimonio de Mons. Eliseu Simões Mendes, cuyo centenario natalicio celebramos, seamos valientes y corajudos en la implantación de un modo verdaderamente cristiano de vivir entre la sociedad que nos cerca. Bajo la intercesión de los Santos Juan XXIII y Juan Pablo II, ejemplos de santidad en nuestro tiempo, permanezcamos seguros en la siguiente verdad: la esperanza no decepciona», concluye. (FB)
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