El Cairo (Miércoles, 04-06-2014, Gaudium Press) Egipto puso fin a un capítulo de incertidumbre social que estuvo marcada por la oleada de ataques a los cristianos tras la caída del gobierno del presidente Morsi, quien intentó implantar un régimen radical islámico en la nación y fue depuesto tras las manifestaciones públicas de la mayoría de los ciudadanos. Tras la jornada electoral del 26 al 28 de mayo, el antiguo jefe del ejército Abdelfatah al Sisi obtuvo el 96% de la votación y ocupará la presidencia del país. El hecho fue bienvenido por el Vicario Apostólico de Alejandría, Mons. Adel Zaky: «Su victoria nos da a los cristianos seguridad y una perspectiva para el futuro. Vendrán mejores tiempos».
Mons. Adel Zaky, Vicario Apostólico de Alejandría. Foto: P. Thomasz Lis / GN |
El prelado, mayor autoridad eclesiástica entre los católicos de rito latino en Egipto, recordó en diálogo con Ayuda a la Iglesia Necesitada que el ejército del país intervino para proteger a los ciudadanos en medio del creciente rechazo a las políticas radicales del presidente Morsi. «Los militares sólo intervinieron cuando el pueblo les pidió hacerlo. Las fuerzas armadas no actuaron por voluntad propia», expresó. De hecho, su acción fue clave para superar una oleada de violencia anticristiana desatada tras la caída del gobierno y que significó la destrucción de decenas de templos en todo el país (ver noticia anterior).
A pesar de que el nuevo gobernante no es cristiano, Mons. Zaky comentó que no espera de su administración ningún tipo de discriminación: «Su principal preocupación es el país. Lo demostró cuando salvó a Egipto de una guerra civil inminente el año pasado». Pese a que sectores en Occidente desconfían de un gobierno de origen militar, el prelado señaló el grave riesgo que corría el país y las minorías cristianas. Sin la intervención militar, «hubiera habido guerra civil», insistió el Vicario Apostólico. «Hubiéramos enfrentado el tipo de situación que prevalece en Irak».
Después de esta experiencia, el amplio apoyo al militar expresa el deseo de la población de restaurar el orden social y la convivencia. «Egipto necesita una mano fuerte. Durante tres años, el país ha estado descendiendo al caos», concluyó el Obispo. «Alguien debe aplicar la ley y no discriminar entre sectores de la población».
Con información de Independent Catholic News.
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