Ciudad del Vaticano (Viernes, 06-06-2014, Gaudium Press) En la Celebración Eucarística realizada en la Casa Santa Marta este jueves 5, el Papa Francisco afirmó que la Iglesia «no es rígida», pero sí «libre».
En su homilía, el Santo Padre observó que existen tres grupos que se declaran cristianos, que son los «uniformadores», los «alternativos» y los «aprovechadores». Para ellos, agregó, la Iglesia no es casa propia, sino viven de alquiler, pues muchos afirman pertenecer a la iglesia, sin embargo, están con un pie dentro y otro fuera.
«La uniformidad. La rigidez. Son rígidos. No tienen aquella libertad que el Espíritu Santo da. Y confunden aquello que Jesús predicó en el Evangelio con la doctrina de ellos de igualdad. Y Jesús nunca quiso que su Iglesia fuese rígida. Y esas personas, por esta actitud, no entran a la Iglesia. Se declaran cristianos, católicos, pero su actitud rígida los aleja de la Iglesia», explicó sobre la uniformidad.
El segundo grupo, prosiguió el Santo Padre, ya está formado por aquellos que poseen una idea propia, «que no quieren que sea como la de la Iglesia, tienen una alternativa», siendo así, los «alternativos».
A su vez, los considerados «aprovechadores», se constituyen en un colectivo formado por aquellos «que se dicen cristianos, pero no entran en el corazón de la Iglesia». Son ellos los que quieren sacar ventaja, que acaban haciendo «negocios en la Iglesia».
Luego, el Papa Francisco advirtió al decir que «existen muchos carismas y hay una gran diversidad de personas y dones del Espíritu», pues el Señor nos dice: «Si quieres entrar a la Iglesia, que sea por amor, para dar todo el corazón y no para hacer lucrar con sus negocios».
«La Iglesia no es una casa para alquilar, es una casa donde se vive, como una madre».
Continuando, el Pontífice resaltó reconocer que esos tipos de situaciones no son nada fáciles, por el hecho de que «las tentaciones son muchas», con todo, «la unidad en la Iglesia, en la diversidad, en la libertad y en la generosidad, es deber exclusivo del Espíritu Santo, que hace unidad, que es armonía en la Iglesia».
«Somos llamados a la docilidad al Espíritu Santo, y esta docilidad es la virtud que nos salva de ser rígidos, interesados o aprovechadores en la Iglesia», resaltó.
Finalizando su homilía, el Papa pidió «que el Señor nos envíe el Espíritu Santo para traer esta armonía en nuestras comunidades, parroquias y movimientos». (LMI)
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