Jaro (Viernes, 06-06-2014, Gaudium Press) Filipinas, además de ser uno de los países con mayor cantidad de católicos en el mundo, es uno de los territorios en los que la devoción popular tiene un mayor arraigo. Anualmente, las que pueden ser las manifestaciones públicas de fe más grandes del mundo católico convocan millones de fieles devotos del Santo Niño Jesús, el Cristo Nazareno Negro y varias advocaciones de la Santísima Virgen. Partiendo de esta riqueza espiritual, el asistente especial para los asuntos litúrgicos del Santuario Nacional de Nuestra Señora de las Velas en Jaro, Filipinas, Mons. Alejandro Esperancilla, comentó el gran valor que la piedad popular tiene para la vida de la Iglesia.
Translación de Nuestra Señora de Peñafrancia, que antecede a su peregrinación fluvial anual, una de las multitudinarias manifestaciones de fe más características de Filipinas. Foto: Paenguin Photography. |
«Cuando se conducen apropiadamente, las devociones populares nos conducen a la liturgia y evocan una maravillosa imagen de María dirigiéndonos y presentándonos a su Hijo», explicó el sacerdote. Una costumbre que destacó fue la de rezar las novenas como preparación a la Eucaristía, de una forma similar a como se hace en los llamados «Rosarios de Aurora». Esto se debe a que, como lo señala el Concilio Vaticano II, las devociones populares deben llevar a la liturgia, el punto más alto del culto divino.
El sacerdote invitó a los fieles a interiorizar el sentido de las prácticas devotas para que no caigan en la superficialidad. «Darle demasiado énfasis a las prácticas externas lleva al cristiano a tener un sentido errado de seguridad», explicó Mons. Esperancilla. La recta espiritualidad podría entonces perder terreno ante una lógica «de máquina dispensadora» en al cual «yo hago algo y Dios tiene que darme lo que le pido», advirtió.
Sobre la devoción a los Santos, recordó que el énfasis de la veneración no son los milagros, sino la imitación de las virtudes que ellos practicaron heroicamente. Es útil predicar más sobre la vida de los Santos y vincular sus ejemplos con los valores del Evangelio. De igual manera, Mons Esperancilla recomendó dar importancia a la correspondencia de las revelaciones privadas con el Evangelio, como se expresa claramente en las apariciones de la Santísima Virgen avaladas por la Iglesia: «El mensaje de María no es diferente al mensaje del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia», recordó.
Con información de CBCP News.
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