sábado, 23 de noviembre de 2024
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Experto en comunicación destaca a San Juan Pablo II como modelo de liderazgo

California (Martes, 10-06-2014, Gaudium Press) Las virtudes cristianas no tienen sólo saludables efectos espirituales, también reportan grandes beneficios en las realidades temporales y son aplicables en los más variados ambientes. Esto lo demuestra Carmine Gallo, un reconocido conferencista y experto en comunicación empresarial destacado en el informativo Religión en Libertad a causa de su análisis de la personalidad de San Juan Pablo II como ejemplo para los líderes en la actualidad. Una entrañable anécdota permite ver el gran efecto que las virtudes de un Santo tienen en la vida de los demás.

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Andreas Widmer, director del programa de emprendimiento de la Universidad Católica de América en Washington, Estados Unidos, comparte su testimonio en un Congreso Eucarístico para estudiantes en Boston, Estados unidos, en 2011. Foto: George Martell/The Pilot New Media Office.

La historia en la cual se inspira el autor tuvo como protagonistas al Santo Papa polaco y un joven guardia suizo, Andreas Widmer, quien comenzaba su servicio en el Vaticano en la nochebuena de 1986. Mientras desempeñaba su labor, Widmer callaba un sentimiento de tristeza e inseguridad que no había comentado a nadie y que era debido a no poder compartir esa fecha especial con su familia. Esa noche, el Pontífice pasaría junto a él un instante al salir de su apartamento pontificio y dirigirse a celebrar la Eucaristía. Sin embargo, no pasaría de largo.

San Juan Pablo II notó de inmediato la tristeza del joven guardia que no habían notado los demás y, pese a llevar la responsabilidad del gobierno de la Iglesia universal y estar a punto de comenzar una de las grandes solemnidades del año, se acercó al joven y le dijo: «¡Está claro que ésta es tu primera Navidad fuera de casa! Valoro mucho el sacrificio que haces por la Iglesia. Voy a rezar por ti esta noche en la misa». Widmer jamás olvidaría este gesto. Hoy es director del programa de emprendimiento de la Universidad Católica de América en Washington, Estados Unidos.

El liderazgo del Santo como modelo

Carmine Gallo extrajo de esta bella anécdota y de otras experiencias del ex guardia suizo cinco notables lecciones de liderazgo. La primera es que San Juan Pablo II » animaba a la gente a pensar en grande y a mantener la vista alzada y puesta en la distancia», ofreciendo un sentido de trascendencia que alejaba a las personas de la mediocridad y refería una meta más elevada. El Santo tenía una perspectiva más amplia y veía a su interlocutor como en la totalidad de su vida. «Estoy convencido de que esto es una consecuencia natural de su dedicación durante largos años a la universidad como capellán», afirmó Widmer a Gallo en un encuentro reciente.

Otra virtud del Pontífice era la auténtica atención e interés que prestaba a sus interlocutores. Esto es particularmente visible en la anécdota del guardia suizo: «No pasó solamente. Se paró y se dio cuenta de que estaba turbado y del motivo real de mis circunstancias», describió el hoy director de programa. «Tenía la fina habilidad de notar las cosas en el preciso momento, de captar el verdadero sentimiento de la gente con la que se cruzaba». Este interés por el otro debería ser imitado por los líderes, que deben preocuparse sinceramente por el bienestar de los demás.

Gallo destacó que San Juan Pablo II «mostraba a las personas que creía en ellas» y de esta manera les devolvía la confianza y la esperanza. Esto era notorio no sólo en las experiencias destacadas por el comunicador sino también en la guía pastoral. A los jóvenes, por ejemplo, no dudaba en desafiarlos a vivir un testimonio auténtico del cristianismo incluso en ambientes contrarios a la fe, y manifestaba su confianza en la respuesta que darían a Dios.

Finalmente, Gallo recuerda dos características del liderazgo del Santo muy aprovechables también en el entorno empresarial. El Papa polaco «veía el trabajo no como una carga sino como una oportunidad», como lo reflejó en su Carta Encíclica Laborem Exercens. Además, «celebraba la capacidad emprendedora», y motivaba al recto uso de los dones que Dios concede a cada persona para participar en la obra creadora de Dios a través de sus talentos e ideas, con esfuerzo y trabajo.

Con información de Religión en Libertad.

 

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