Ciudad del Vaticano (Martes, 17-06-2014, Gaudium Press) Hoy el Papa Francisco ha recibido a los miembros del Consejo Superior de la Magistratura italiano (CSM), órgano del gobierno del poder judicial en el país, quienes tenían un encuentro programado con el Papa la semana pasada que tuvo que ser cancelado por cansancio del Pontífice.
Foto: Radio Vaticano |
En el encuentro el Papa Francisco puso de relieve la virtud de la prudencia ante los magistrados, diciéndoles que ella es verdaderamente «una virtud de gobierno, una virtud para llevar adelante las cosas, la virtud que inclina a ponderar con serenidad las razones de hecho y de derecho que deben ser la base del juicio. Habrá más prudencia si se posee un alto equilibrio interior, capaz de dominar las presiones provenientes del propio carácter, desde sus propios puntos de vista personales, por sus propias convicciones ideológicas».
El Pontífice convocó a los magistrados a «mantener una imparcialidad siempre indiscutible», respondiendo a la voz «de una consciencia inquebrantable, consciencia que se basa en valores fundamentales».
La importancia de la labor del juez es trascendental, pues «del juez dependen decisiones que no sólo afectan a los derechos y los bienes de los ciudadanos, pero que se relacionan con su propia existencia». Es por ello que además de la virtud de la prudencia, quien imparte justicia «debe poseer calidad intelectual, psicológica y moral que de una garantía de fiabilidad para una función de tanto relieve».
El Papa Francisco recordó a los magistrados que su nivel de destaque en la nación implica una grave responsabilidad: «Esfuércense por ser siempre más un ejemplo de íntegra moralidad para toda la sociedad», les dijo. Y para guiarlos en ese camino les indicó que «no faltan lecciones y modelos de gran valor en los que inspirarse. Deseo mencionar la figura luminosa de Vittorio Bachelet, quien dirigió el Consejo Superior de la Magistratura en tiempos de gran dificultad y fue víctima de la violencia de los llamados ‘años de plomo’; y el de Rosario Livatino, quien fue asesinado por la mafia, que está actualmente en causa de beatificación. Han ofrecido un testigo ejemplar del estilo de los fieles laicos cristianos: leal a las instituciones, abierto al diálogo, firme y valiente en la defensa de la justicia y la dignidad de la persona humana».
Finalmente el Papa deseó a los presentes que «el Señor, justo Juez y Padre de misericordia, ilumine sus vidas y sus acciones. Su bendición acompañe y sostenga a cada uno de ustedes y su trabajo colegial, así como a sus compañeros magistrados y sus familias».
Con información de Radio Vaticano
Deje su Comentario