San Pablo (Jueves, 19-06-2014, Gaudium Press) «La solemnidad de Corpus Christi nos coloca delante del gran tesoro de la Iglesia, la Eucaristía», de acuerdo con el Arzobispo de San Pablo, Brasil, Cardenal Odilo Pedro Scherer, en su más reciente artículo.
El Cardenal Odilo inicia su artículo diciendo que el propio Misterio de la Eucaristía puede ser considerado un don inefable, donde debemos adorar, agradecer, alabar y alegrarnos en el Señor.
Cardenal Scherer |
El Cardenal explica que los textos de la liturgia de Corpus Christi hacen mención a diversos significados, así como percepciones de la Fe de la Iglesia en la Eucaristía.
«Es ‘memorial’ de la pasión, instituida por Cristo en la última cena, poco antes de padecer la cruz. Las palabras de Jesús dan significado al gesto de la entrega del pan y el vino a los apóstoles: ‘es mi cuerpo entregado por vosotros; es mi sangre, derramada por vosotros'», recordó.
Según el purpurado, la última cena de Jesús con los apóstoles era la cena de la Pascua judaica, en la cual se comía el cordero pascual. En aquella época, Nuestro Señor da un nuevo significado, como «cena de la nueva y eterna alianza», sellada en su propia sangre.
La Liturgia, prosiguió, hace constantes referencias a este aspecto «sacrificial» de la Eucaristía, cena pascual de los cristianos, pues «antes de la comunión, la Eucaristía es presentada al pueblo con las siguientes palabras: «es el cordero de Dios, que saca el pecado del mundo».
«En la cruz, Jesús es el ‘cordero inmolado’ entregado enteramente por nuestra redención, ‘para que no perezca todo aquel que en él cree’. Por esta ‘entrega por nosotros’, alcanzamos misericordia, perdón y vida sin fin».
La Eucaristía, conforme Mons. Odilo, también es una «señal de unidad y vínculo de la caridad». El Arzobispo destaca que la Eucaristía es banquete de hermanos a la misma mesa, unidos todos en una sola familia, «en Cristo», y en ella, nuestra comunión en el amor de Nuestro Señor y en la misma Fe de la Iglesia es significada y realizada.
«La Eucaristía es celebrada aquí en la tierra ‘hasta que Él venga’. Por eso, ella también es señal y anuncio profético de la gran esperanza que viene de nuestra Fe: aquello que acogemos en la penumbra de la Fe y celebramos por señales en la tierra, es el mismo que todavía esperamos y se tornará plenamente manifiesto en la vida eterna: ‘anunciamos, Señor, vuestra muerte y proclamamos vuestra resurrección. ¡Venid, Señor Jesús!'», completó.
Concluyendo su artículo, Mons. Odilo resaltó la tamaña riqueza encontrada en la Eucaristía. «No es sin razón que, en Corpus Christi, la Iglesia adora y aclama este ‘sublime Sacramento’ – ‘¡Sacramento de Jesucristo y de su Iglesia!’ ¡Venid, todos, adoremos y rindamos gracias al Señor!» (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones Arquidiócesis de San Pablo
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