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Nueva York (Jueves, 19-06-2014, Gaudium Press) La insigne labor en Mozambique del P. Aldo Marchesini, misionero dehoniano de Bolonia-Italia, fue reconocida el pasado 12 de junio por la ONU, cuando le fue entregado el «World Population Award» (Premio Mundial de Población), instituido en 1981 para premiar a las personas y organizaciones que se distinguen en la mejoría de la salud de la población mundial.
El P. Marchesini lleva 40 años dedicado al apostolado en África, habiendo sufrido un secuestro y varias encarcelaciones. Su principal dedicación ha sido al campo sanitario, y últimamente a la atención quirúrgica de las mujeres.
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| Foto: Radio Vaticano |
«Me he dedicado a tratar a los enfermos, especialmente aquellos de tipo quirúrgico, y luego a enseñar a los jóvenes médicos y enfermeras. La enseñanza se realiza con la vida, con los comentarios, las preguntas. Últimamente, mi vida ha estado dedicada a las mujeres que tienen un problema con la fístula vesico-vaginal debido al parto prolongado. Estas mujeres son rechazadas por la sociedad, ya que siempre pierden orina. Sola no se cura, deben hacerse una operación. Finalmente, en los últimos años se ha producido una toma de conciencia por parte de las autoridades sanitarias de todo el mundo y han escogido esta enfermedad como una prioridad en el tercer milenio. Instaron a los gobiernos a hacer algo para mejorar. Ver a estas mujeres, rechazadas por todos, que hacen la operación y se curan, es una nueva vida que comienza. Esta satisfacción no tiene precio», dice el sacerdote.
El Padre Marchesini carga además con una gran cruz, y lo hace con serenidad y también agradecimiento a Dios: en sus múltiples intervenciones con parturientas seropositivas, en el año 2003 el misionero contrajo el VIH. El sacerdote no quiso tratarse en Italia, pues pensaba que era injusto que la población africana no pudiese acceder a los fármacos adecuados a esta enfermedad.
«Jesús me llevó a las periferias de la tierra -dijo el sacerdote en la ceremonia de premiación de las Naciones Unidas el 12 de junio-. El vivir con los pobres es una experiencia extraordinaria, porque poco a poco se entiende, como decía Jesús, que los sabios y los inteligentes no son capaces de comprender los secretos del mundo, abiertos entretanto a los pequeños y los pobres».
¿Y ahora que hará el P. Marchesini, tras recibir el premio? Él ya dio la respuesta: «En Mozambique, hay una gran cantidad de trabajo que me espera. Allá siempre se está trabajando, hay una infinidad. Retomo mi vida cotidiana».
Con información de Radio Vaticano
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