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South Bend (Jueves, 19-06-2014, Gaudium Press) Durante los pasados 15 y 16 de junio, la Escuela Mendoza de Negocios de la americana Universidad de Notre-Dame fue sede de un simposio sobre mercados financieros y como ellos podrían ser utilizados en lo que se ha denominado «inversión de impacto» (impact investing). El encuentro fue organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, el Catholic Relief Services (equivalente en EE.UU. a Cáritas) y la Universidad de Notre-Dame.
Participaron del encuentro expertos en finanzas, miembros de firmas de inversión y representantes de agencias de desarrollo y organizaciones benéficas religiosas.
«Cada sector trabajando solo no es suficiente», en parte porque las agencias del gobierno y las organizaciones caritativas no siempre tienen suficiente dinero para resolver los actuales problemas sociales y económicos, dijo Carolyn Woo, presidente de Catholic Relief Services.
«Pero sólo porque nosotros mismos somos limitados no significa, por tanto, que dejemos caer nuestras manos y nos vayamos a casa», sino más bien hay que buscar la manera de juntar recursos y capacidades únicas, continuó Woo, quien también fue decana de la Escuela Mendoza de Negocios.
Como ya fue señalado, el encuentro hizo un énfasis especial en la inversión de impacto, que promueve la inversión en empresas, organizaciones y fondos que tendrán un impacto positivo y mensurable en las comunidades y el medio ambiente, además de arrojar beneficios para los inversores. Estos proyectos de inversión también podrían estar bajo el cuidado de la Iglesia.
«Podríamos captar inversores privados y luego aplicar estos fondos para los proyectos adecuados», como por ejemplo en Etiopía, donde Catholic Relief Services ayudó a Mons. Abraham Desta, obispo de Meki, en el cultivo de una viña que produce 8.000 botellas de vino de misa por año, para las necesidades de la Iglesia Católica allí.
Entretanto, Woo dijo también que las posibilidades de las inversiones de impacto son mucho mayores que ello, y que «es bueno dar acompañamiento a ese potencial y llevarlo más lejos, ya que se está creando un medio de vida para su diócesis».
Depender de donaciones privadas y subvenciones del gobierno, hace que «nosotros estemos generalmente limitados en capital, y la falta de capitales impide servir a más personas, impide el mantenimiento de las operaciones en curso e impide la innovación», dijo.
La innovación requiere de riesgos -algo a lo que los mercados no son adversos-, y si los proyectos de desarrollo pueden aprovechar el capital de riesgo, por ejemplo, ellos podrían experimentar con ideas y visiones más grandes, continuó.
Asimismo el director de las Obras Misionales Pontificias en los EE.UU., padre Andrew Small, dijo que los «presupuestos están siendo recortados por todas partes» lo que afecta a las obras caritativas católicas, por lo que la inversión de impacto «se ve como una nueva fuente de ingresos». Entretanto, ello significa que la Iglesia tiene que demostrar su real impacto en la vida de las personas y tendrá que medir ese impacto».
Igualmente, los proyectos tendrán que «generar un beneficio, y quienes reciban ese beneficio pueden no ser siempre los pobres», agregó el Padre Small.
Con información del Catholic News Service
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