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Mosul (Viernes, 04-07-2014, Gaudium Press) Mons. Emil Shimoun Nona, Arzobispo caldeo de Mosul, Irak, habló con la asociación Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS) de los difíciles momentos que vivió cuando tuvo que abandonar su ciudad, ante la arremetida de los milicianos del Estado Islámico de Irak y del Levante (Isis).
Cuenta Mons. Nona, que mientras estuvo en Mosul la Iglesia ayudó y acogió a todos los refugiados que pudo, y que allí llegaban. «Es nuestra fe, que nos enseña a ayudar y a cuidar de cada uno, sin distinción de fe», explica el prelado. Hoy él se encuentra a su vez refugiado en Tall Kayf, a 3 kilómetros al norte de Mosul, donde hay aproximadamente 700 familias refugiadas. La asociación AIS ha ayudado económicamente al prelado, para que siga manteniendo sus obras de caridad, en medio de las difíciles circunstancias.
Uno de los beneficiados por la ayuda de Mons. Nona es Habib, quien junto a su mujer y cinco hijos encontraron refugio en un centro de copiado de textos religiosos:
«Nosotros lo hemos dejado todo en Mosul -dice Habib- y solo conseguimos llevar la ropa que teníamos puesta y nuestros documentos. Y ahora no sabemos si alguna vez podamos regresar a casa».
De los 10 mil fieles que había en diócesis de Mons. Nona, alrededor de 3/4 partes están en fuga. «No sé si serán capaces de regresar -declaró el obispo-. Mi diócesis ya no existe. Isis se la llevó». «Los refugiados no son la única emergencia que enfrentamos -dice Monseñor; el avance de Isis ha aumentado las tensiones entre sunitas y chiítas, aumentando la sensación de inseguridad de los cristianos», que ahora han perdido la confianza en su futuro en esta tierra.
Los cristianos ponen ahora sus esperanzas en el Kurdistán, provincia semi-autónoma en la que desde el inicio de la guerra 2003 muchos cristianos encontraron refugio. Los obispos iraquíes esperan que allí los cristianos refugiados puedan hallar un nuevo hogar, y no abandonen Irak.
Con información de Radio Vaticano
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