Bogotá (Martes, 08-07-2014, Gaudium Press) El Nuncio apostólico en Colombia, Mons. Ettore Balestrero, se dirigió a los obispos del país ayer en la mañana, en el acto inaugural de la 97ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, tras la intervención del Cardenal Arzobispo de Bogotá, Mons. Rubén Salazar, que concluye por estos días su segundo trienio al frente de ese organismo eclesial.
Diversos e importantes fueron los tópicos abordados por el Nuncio en su conferencia.
Mons. Balestrero agradeció la relación estrecha habida con la actual presidencia de la Conferencia episcopal y auguró que así seguirá siendo con la nueva presidencia, que será elegida mañana miércoles. Igualmente agradeció a los obispos por «la colaboración que me brindan en la tarea de proveer las sedes episcopales: se trata de un trabajo que realizamos juntos, cada uno de acuerdo a su propia responsabilidad, y en el cual debemos seguir empeñándonos». Mons. Balestrero instó a los prelados a proseguir en ese trabajo, pues «sigue siendo urgente y de gran importancia la presentación de buenos candidatos según el procedimiento que ya antes había ilustrado. Sacerdotes que además de los requisitos ya conocidos, sean pastores que tengan una visión amplia y profunda del país y de la Iglesia y espíritu de liderazgo».
Foto: Conferencia Episcopal de Colombia |
Año de la Vida Consagrada – Congreso de la Fundación Joseph Ratzinger
El Nuncio Balestrero puso de presente ante la Asamblea dos importantes y próximos hechos eclesiales, uno universal y otro local, que deben marcar la vida de la Iglesia en Colombia: «Antes de la próxima Asamblea General iniciará el Año de la vida consagrada», acontecimiento que ciertamente «será ocasión para redescubrir este don a la Iglesia y para valorarlo y ayudarlo a crecer en la fidelidad a los respectivos carismas y en la vida fraterna, como también en la colaboración con la pastoral diocesana». Asimismo resaltó que en Medellín, «la Universidad Pontificia Bolivariana, con la colaboración de la fundación Vaticana Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, organizará el IV Congreso de la mencionada Fundación los días 23 y 24 de octubre de 2014, con el tema: ‘El respeto por la vida, camino para la paz’ «. Este evento, «creo que será una ocasión propicia para acercar los teólogos colombianos a colegas con buena preparación y capaces de dar luces para afrontar los desafíos de la doctrina social y, en particular, de la paz, en este país», afirmó.
Clero y Seminarios
Mons. Balestrero expresó que valoraba mucho «que varias Jurisdicciones ya hayan adoptado los documentos de la Conferencia Episcopal para combatir y prevenir los abusos contra menores». Igualmente dijo que «es necesario velar por la vida moral de los Sacerdotes y ayudarles a vivir en modo correcto esta dimensión importante del ministerio». Para estos efectos «son esenciales la vida interior, la dirección espiritual y la práctica frecuente de la confesión de los Presbíteros, la meditación, la adoración eucarística, la profundización de la propia identidad sacerdotal. Sin estos medios creo que las normas disciplinarias no producirán el fruto debido».
También sobre la formación presbiteral, el Arzobispo instó a no «escatimar esfuerzos en conseguir formadores bien preparados en todos los sentidos: la formación de los formadores ayuda mucho a superar los desequilibrios, es decir, cuando se da mucha importancia a una dimensión formativa en detrimento de las otras».
Situación socio-política en Colombia y los retos que ella presenta para la Iglesia
Mons. Balestrero afirmó, del gobierno recientemente elegido, que éste «ha recibido un mandato para buscar alcanzar la paz», y animó a que el mismo responda «a las preocupaciones fundamentales de todos los ciudadanos y no solo a las esperanzas de cuantos lo han elegido. En esta perspectiva, y todavía más, en consideración a la naturaleza de la Iglesia, es importante continuar a no tomar parte por alguna fuerza política, para conservar el rol profético».
Sobre las próximas decisiones que tome el gobierno colombiano en políticas anti-drogas, el Nuncio apostólico dijo que «nos podemos preguntar de qué manera valorar las iniciativas que serán adoptadas en dicho ámbito, a la luz de cuanto ha reafirmado el Papa Francisco el pasado 20 de junio, recibiendo los representantes del ‘International Drug Enforcement Conference’. ‘Quisiera decir con mucha claridad: ¡la droga no se vence con la droga! La droga es un mal, y con el mal no pueden existir concesiones o compromisos (…). La legalización de las así llamadas ‘drogas ligeras’, incluso parciales, además de ser discutible desde el plano legislativo, no produce los efectos que se podrían esperar (…). Pretendo reafirmar lo que ya he dicho en otras ocasiones: no a cualquier tipo de droga’.», dijo Mons. Balestrero repitiendo al Papa.
Para colaborar desde el ámbito específicamente religioso con la reconciliación entre todos los colombianos, el nuncio invitó a redescubrir «el Sacramento de la Penitencia, vivido en toda su inefable riqueza y en la plenitud de su dimensión personal y comunitaria. Es necesario redescubrir y reforzar la importancia capital de la reconciliación sacramental. Y esto no solo para la salvación de la persona, sino también para el bien profundo de la comunidad y de la totalidad del Cuerpo eclesial».
«Además, estamos próximos al Congreso Internacional de la Misericordia (Bogotá, 14-16 agosto). Es importante que en Colombia éste no permanezca como un evento de masas solo emotivo, sino que permita una profunda renovación interior, y sea un catalizador para transformar las conciencias». El prelado invitó a los obispos a promocionar de múltiples maneras el sacramento de la Confesión, y sugirió que «en cada Diócesis se tome en consideración la oportunidad pastoral de hacer saber a los fieles cuáles son las iglesias en las cuales se puede encontrar siempre un sacerdote disponible para confesar y en cada parroquia se sepa en qué momento de la jornada está disponible el sacerdote para la confesión, incluso en otras parroquias de la zona pastoral».
Mons. Balestrero insistió que «la reconciliación auténtica solo puede venir de la verdad de Cristo, no fuera o contra esta (Cf. Juan Pablo II, Reconciiation et penitentia, 9)». Por esto el Arzobispo invitó a que «en nuestras comunidades, comenzando por las presbiterales, se reavive el empeño de vivir una ardiente caridad en la verdad. Para evitar mal entendidos, será también necesario trabajar, para que se comprenda -y San Agustín es maestro en esto- que verdad y amor no sólo no se contraponen, sino que se relacionan mutuamente».
El Arzobispo Balestrero dijo que la Iglesia tiene la misión de revelar al hombre el sentido de su propia existencia y por ello la Iglesia «está llamada a trabajar, con humilde fuerza y plena confianza en el Señor, para que la fe cristiana tenga, o recupere, una eficacia trascendental en el camino, incluso público y social, hacia el futuro». «Nosotros católicos faltaríamos a nuestros compromisos si no nos empeñáramos para que las estructuras sociales sean o vuelvan a ser siempre más respetuosas de aquellos valores éticos, en los cuales se refleja la verdad sobre el hombre». Para esto, Mons. Balestrero insistió en la necesidad de la formación de los laicos, «para los medios, para la economía, para el mundo artístico en sus diversas expresiones, para la literatura, para el campo de la investigación científica, para el mundo de la escuela y la educación, para el mundo de las leyes, para la política».
«Asimismo es esencial que, ante todo los Obispos, den ejemplo en cultivar los contactos con los dirigentes sociales y políticos a nivel regional, como ya lo hacen algunos de Ustedes, con los Magistrados, con el mundo de las Instituciones en sentido alto. Con muchas instituciones se podría hacer más si cada Obispo actuara con los representantes de las principales instituciones nacionales que provienen de su diócesis, para ayudarlos a tomar conciencia de su responsabilidad y para animarlos en favor de los valores esenciales como la vida, la familia, la educación, el respeto del derecho».
Mons. Balestrero también invitó a «vincular a muchas personas en nuestro trabajo, que está al beneficio de todos» y sugirió que a «nivel de la conferencia episcopal se valore si no resultaría útil establecer un ‘pool’ de expertos en ámbito jurídico, económico, cultural, de medios de comunicación, que sean verdaderamente expertos y claramente fieles a la Iglesia, alegres de asesorarla y de rápido contacto, cada vez que se deba asumir una posición pública o decidir una estrategia de acción».
Proyectos sociales de la Iglesia
Finalmente, Mons. Balestrero también animó a «continuar con generosidad y sacrificio los esfuerzos de diálogo, los proyectos asistenciales con los desplazados y las víctimas de la violencia, el trabajo con los reinsertados, lo mismo que los programas de formación para la paz y la justicia. Se trata de tareas fundamentales, que he presentado al final, no porque los relativice de alguna manera, sino simplemente porque, en esta ocasión, me parecía más urgente presentar lo específicamente teológico y eclesial de la reconciliación».
Gaudium Press / S.C.
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