Cachoeira del Sur (Martes, 08-07-2014, Gaudium Press) «La pedagogía del maestro». Este es el título del más reciente artículo de Mons. Remídio José Bohn, Obispo de la Diócesis de Cachoeira del Sur, en el Estado de Río Grande del Sur, Brasil. Él inicia su reflexión citando un pasaje del Evangelio de Mateo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios y entendidos y las revelaste a los pequeñitos».
«Venid a mí, todos los que estáis cansados y sobrecargados, y yo os aliviaré» |
De acuerdo con el Prelado, esta oración de Jesús resulta de una experiencia vivida en su ministerio y revela su consciencia de ser amado por el Padre, donde encuentra la fuerza para cumplir su misión. Él explica que, en el contexto de este pasaje, Jesús acababa de censurar las ciudades de Galilea (Corazim, Betsaida) por causa de su autosuficiencia y orgullo.
Según el Obispo, en la época se destacaban por su grandeza, mas su ruina no tardó y apenas restan hoy algunas piedras para contar su historia. Mons. Bohn afirma que mientras los líderes religiosos del pueblo resistían en aceptarlo y convertirse al Reino, el pueblo simple e inculto se mostraba receptivo delante de su mensaje, dejándose tocar por él.
«La misión de Jesús no se realiza por la violencia o presión, sino por la mansedumbre de un pedagogo que, en espíritu de amor y solidaridad, hace crecer el Reino. Su actitud es paciente y misericordiosa. Acoge su mensaje quien no está lleno de sí», completa.
El Prelado resalta que Jesús continúa invitando todavía hoy a todos a encontrar en Él el alivio. Conforme el prelado, hay muchas cosas que nos afligen en el mundo: enfermedades, sufrimientos, el desprecio de los otros, resentimientos, problemas en casa, en el matrimonio, hijos que siguen por caminos equivocados, drogas, muertes estúpidas, catástrofes naturales, pérdidas materiales, incomprensiones, nuestros propios errores y pecados.
Y Cristo continúa invitándonos: «Venid a mí, todos los que estáis cansados y sobrecargados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vuestra alma. Porque mi yugo es suave, y mi carga es ligera» (Mt 11.28-30).
Por último, Mons. Bohn resalta que cabe hoy a nosotros aprender de Él, que es manso y humilde de corazón, a ser colaboradores suyos en la construcción del Reino, no por la violencia, sino por la convicción interior. O, para mejor entender, conforme el dictado: «conviene cuidar del pasto con paciencia para dejarlo crecer, en vez de estirarlo para hacerlo crecer más rápido y, así, arrancarlo», concluye el Obispo. (FB)
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