viernes, 22 de noviembre de 2024
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El Monumento a Cristo Rey en Guanajuato, México: testigo y protagonista del heroísmo de la fe

Silao, Guanajuato (Domingo, 13-07-2014, Gaudium Press) El 30 de enero de 1928 el sonido del estallido de una carga de dinamita resonó por los valles y cerros del corazón del estado de Guanajuato, en México. La explosión, en lugar de perforar la piedra para extraer en las minas vecinas los metales preciosos característicos de la región, fue hecha para destruir uno de los tesoros de la fe del pueblo mexicano: una imagen de Cristo hecha en piedra de cantera, labrada por los habitantes de la región, situada en el cerro del Cubilete, considerado el centro geográfico de México. Entre las ruinas quedaron intactos la cabeza y el corazón de la imagen, y de ellas renacería con los años un monumento mucho más grande, símbolo del reinado de Jesucristo en los corazones de los mexicanos, que no cesó incluso bajo la cruenta persecución. Se trata del Monumento a Cristo Rey de Guanajuato, uno de los principales Santuarios de México, cargado de un profundo significado.

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 La monumental imagen de Cristo Rey, que corona el Cerro del Cubilete en Guanajuato, México. Foto: Miguel Farías / Gaudium Press.

El Cristo Rey del cerro del cubilete es una imponente estatua de 20 metros de altura y 80 toneladas de peso. La base de la misma alberga una capilla de Adoración Eucarística y un templo que constituyen la cima de la montaña. El simbolismo de la imagen y de varios signos del Santuario lleva un poderoso mensaje a los miles de peregrinos que lo visitan de forma constante y que organizan grupos de adoradores para pasar la noche en oración bajo su figura. El Cristo, representado de pie con los brazos abiertos, se encuentra sobre una cúpula que representa la tierra y justo a sus pies dos ángeles le ofrecen dos coronas: la corona de espinas, instrumento del martirio con el que redimió la humanidad, y la corona real, símbolo de la gloria eterna y la autoridad que ejerce sobre todo lo existente.

En la basílica de adoración justo bajo la estatua se alberga una imponente custodia en la cual se expone frecuentemente el Santísimo Sacramento, se venera un bello icono de Jesucristo, Rey del Universo, y su techo ostenta una gigantesca corona de espinas que rodea todo el lugar. Todos los elementos refuerzan la necesidad del creyente de adorar humildemente a su Señor, quien reina con amor y pagó por sus súbditos el más alto precio, para obtener para ellos la salvación que les era negada por sus pecados.

Jesucristo: Rey perseguido

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Una enorme corona de espinas rodea el altar bajo la estatua. Foto: Miguel Farías / Gaudium Press.

El cerro del cubilete hacía parte de la hacienda de un abogado a inicios del siglo XX, quien donó los terrenos a la Iglesia con el fin de elaborar el monumento deseado por Mons. Valverde y Téllez. La primera piedra se colocó en 1920 y en 1923 se amplió el proyecto para hacer un monumento más grande, lo que mereció una visita del Nuncio Apostólico de aquel entonces, Mons. Ernesto E. Filippi, ante 50 mil devotos, lo que le valió la expulsión del país. Eran años de un intenso anticlericalismo estatal y el gobernante Plutarco Elías Calles consideró el monumento a Cristo Rey como un desafío a la autoridad. Esta animadversión inspiró el ataque que sufriría la imagen sagrada en 1928. «Hoy a las cinco de la tarde fue dinamitada la primera estatua y monumento de Cristo Rey en la montaña de su nombre. Desde los campos labrantíos se vio la polvareda de las bombas que colocaron al pie del monumento», afirmó un reporte de la época, según un documento conservado en el museo del Santuario..

Años después del fin de la Guerra Cristera, en la cual numerosos creyentes fueron fusilados mientras gritaban el lema «¡Viva Cristo Rey!», pudo pensarse de nuevo en recuperar el monumento. En 1938 se consagró una capilla dedicada a Cristo Rey en la Catedral de León con una bella estatua de tres metros de altura conocida como el Cristo Blanco. Esta sería la precursora del monumental Cristo del cerro del cubilete cuyo proceso de elaboración comenzó en 1944. La estatua, elaborada en bronce, fue hecha por piezas y la cabeza, que pesaba ella sola tres toneladas, viajó en peregrinación por varias regiones del país antes de llegar a su destino. El Cristo Rey fue ensamblado en 1950 y bendecido por Mons. Manuel Martín del Campo Padilla el día 11 de diciembre.

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El icono de Cristo Rey, venerado en la Capilla bajo la imagen monumental . Foto: Miguel Farías / Gaudium Press.

El monumento cobró gran popularidad entre los fieles y es uno de los principales Santuarios del país. El Monumento a Cristo Rey fue visitado por Benedicto XVI en 2012, quien lo admiró desde un helicóptero y celebró una multitudinaria Eucaristía en la base de la montaña. «En este monumento se representa a Cristo Rey. Pero las coronas que le acompañan, una de soberano y otra de espinas, indican que su realeza no es como muchos la entendieron y la entienden», explicó el Pontífice en su homilía. «Su reinado no consiste en el poder de sus ejércitos para someter a los demás por la fuerza o la violencia. Se funda en un poder más grande que gana los corazones: el amor de Dios que él ha traído al mundo con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio. Éste es su señorío, que nadie le podrá quitar ni nadie debe olvidar».

«Por eso es justo que, por encima de todo, este santuario sea un lugar de peregrinación, de oración ferviente, de conversión, de reconciliación, de búsqueda de la verdad y acogida de la gracia», agregó el hoy Papa emérito. «A él, a Cristo, le pedimos que reine en nuestros corazones haciéndolos puros, dóciles, esperanzados y valientes en la propia humildad».

 

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