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Madrid (Lunes, 14-07-2014, 14-06-20011414Gaudium Press) Superando todas las expectativas, el Primer Congreso Internacional sobre el Monacato Benedictino y la Cristianización de Europa -convocado por el Foro San Benito- concluyó el domingo sus deliberaciones en la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos de Madrid en un clima de verdadero entusiasmo.
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| Mesa principal en la conferencia de cierre del Cardenal Rouco |
El Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Antonio María Rouco Varela, tuvo a su cargo la ponencia de clausura del evento, que versó sobre las perspectivas de la Evangelización en Europa. Según el Cardenal Europa tiene delante el gran reto de la Nueva Evangelización, pues lo que Europa sufre es sobretodo la perdida de la Fe.
El sub-secretario del Pontificio Consejo de la Cultura, Mons. Sánchez de Toca, y la Directora General de las Cruzadas de Santa María, Doña Lydia Jiménez, intervinieron en la Mesa Redonda del domingo. Para Mons. Melchor Sánchez de Toca una de las tareas principales es «suscitar la búsqueda y el deseo de Dios». Doña Lydia señaló que es trascendental el papel de las minorías creativas y que los centros de formación y de educación católica tengan una plena identidad católica.
Conferencias y ponencias de destacados profesores como el Prior y el Abad del Valle de los Caídos, o D. José Miguel Andrade, D, Marcelo Aguirre Durán, Doña Margarita Cantera Montenegro, o Doña Isabel Velásquez Soriano, abordaron los temas de los tres bloques de estudio: La Regla de San Benito, un modelo de vida y un modelo de civilización; Los Benedictinos como constructores de la Civilización Occidental y El Monacato Benedictino como referente para la Nueva Evangelización.
Quedó claro en el Congreso que el espíritu de San Benito originó el surgimiento de Europa y dio brillo a una civilización orientada por ese mismo espíritu.
Actos culturales y la participación en las Eucaristías y en el rezo de la Liturgia de las Horas, así como una Adoración al Santísimo Sacramento, hicieron parte del Congreso que fue inaugurado por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández G.
Gaudium Press / José Alberto Rugeles
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