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En México, abuelitas abandonadas encuentran un segundo hogar

Ciudad de México (Viernes 18-07-2014, Gaudium Press) Los años no llegan solos, y muchos ancianos que no cuentan con el apoyo de sus seres queridos quedan, en ocasiones, en estado de abandono y en el olvido; y la Iglesia Católica está presente para ellos. Este es el caso del Hogar San Vicente, fundado en 1972 en el Distrito Federal, México, donde la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl reciben a las abuelitas que se encuentran solas, haciendo de este lugar su segundo hogar.

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María Cristina Nava, maestra de música de profesión, llegó al Hogar San Vicente en 2001 / Foto: SIAME.

«Aquí estoy contenta, me gusta, Dios sabe por qué me trajo, yo siempre pongo todo en sus manos», comenta María Cristina Nava, ancianita de casi 97 años de edad, quien llegó al Hogar en el año 2001, según menciona un reportaje del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).

En este lugar, Cristina -quien nunca se casó y vivió por más de 50 años sola- ha encontrado apoyo. Allí cuenta con una casa acogedora, con su propia alcoba, con cuidados médicos y psicológicos, y también con acompañamiento espiritual, por eso -como señala-, lo que más le gusta es que «hay Misa todos los días, rezamos el Rosario y puedo dedicar tiempo a leer sobre la vida de Cristo».

Asimismo, Cristina -quien es maestra de música de profesión- ha encontrado apoyo en el Hogar para continuar dando sus clases, y no es extraño hallarla sentada frente al piano en la sala principal del lugar. «Soy buena maestra», comenta la abuelita, quien también señala que sus método de enseñanza es como el de antes «primero por oído, después las notas y con mucha fuerza».

Un hogar para 104 ancianas

Así como Cristina, el Hogar de San Vicente acoge actualmente a 104 mujeres de la tercera edad, y cuenta con una capacidad para recibir a 130.

«Nuestra misión es proporcionar un hogar acogedor y permanente, dedicado a la atención de mujeres adultas mayores, procurando mejorar sus expectativas de vida mediante un modelo de integración y vida independiente», explica Sor Carolina del Olmo, asistente general del Hogar.

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La casa acoge actualmente a 104 abuelitas y cuenta con una capacidad de 130 / Foto: Hogar San Vicente.

La casa cuenta con seis pisos que han sido acondicionados para facilitar la movilidad de las abuelas. Del mismo modo se han habilitado áreas para que ellas puedan realizar diversas actividades, entre los que se encuentra una para brindar cuidados asistidos para las ancianas que son más dependientes.

La hermana Carolina explicó también que en el Hogar se busca que las ancianitas que allí residen desarrollen sus capacidades para que ocupen el tiempo y se sientan útiles. Por ello la casa maneja un completo programa de terapia ocupacional, con talleres de tejido, costura, juguetería, bisutería, incluso computación; en los cuales las abuelitas desarrollan algunos productos que cada año son puestos a la venta en un bazar que allí se organiza.

Lugar de Dios

De todas las actividades que se desarrollan en el Hogar, la parte espiritual es la principal: «somos una institución católica, y aunque no hacemos excepciones al momento de ingresar, sí tenemos actividades propias de nuestra confesión: Misa a las 8:00 horas, el Rosario a las 15:45 horas, y celebramos todas las festividades del calendario litúrgico», explica la religiosa.

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Las abuelitas son acompañadas por 10 religiosas de la Compañía de las Hijas de la Caridad / Foto: SIAME.

Las abuelitas son acompañadas por 10 religiosas de la Compañía de las Hijas de la Caridad, quienes les brindan amistad y cariño, aquel que por diversas circunstancias dejaron de recibir de las personas más allegadas. «Pero aquí encuentran una segunda familia, una red de amistad, de compañía y solidaridad que se va tejiendo entre ellas y eso es muy bonito», comenta Sor Carolina.

Además de las hermanas, la casa cuenta con la ayuda de voluntarios y estudiantes de diversas escuelas y universidades, quienes realizan allí sus prácticas profesionales. Asimismo, el Hogar se sostiene gracias a los donativos que realizan personas de buen corazón.

Con información de SIAME.

 

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