sábado, 23 de noviembre de 2024
Gaudium news > A Anthony le parecían tonterías las indulgencias, la autoridad pontificia… pero encontró la fe, en un seminario bautista del sur

A Anthony le parecían tonterías las indulgencias, la autoridad pontificia… pero encontró la fe, en un seminario bautista del sur

Washington (Viernes, 18-07-2014, Gaudium Press) El camino de Anthony Baratta, hacia la fe católica no fue fácil. Pero es una bella aventura. Este joven de 20 años, casado y con una niña, lo narró en su blog. Introduzcámonos en algunos de sus apartes más conmovedores.

1.jpgSu hogar era evangélico y aún más, pues su Padre era pastor, y él creció con esas creencias, las cuáles, a la mitad de sus cursos universitarios se manifestaron en un singular amor a Jesús, lo que lo llevó a hacerse pastor.

Acerca del catolicismo, él pensaba simplemente que era una institución que no seguía la Biblia, sus integrantes «no leían la Biblia», pues verdaderamente para él no había ninguna fundamentación para afirmar la Virginidad perpetua de Nuestra Señora, o hablar de la autoridad pontificia, o de las indulgencias, etc.

Entretanto, un día encontró en el escritorio de su padre un libro que grandemente (y no agradablemente) le llamó la atención: ‘Born Fundamentalist, Born Again Catholic’ (Nacido Fundamentalista, Renacido Católico), de David Currie, que es una memoria de cómo el autor dejó atrás su educación evangélica y sus ministerios, para hacerse católico. No teniendo otras lecturas, comenzó a recorrer sus páginas y le sorprendió cómo los católicos buscaban fundamentación en la Biblia de esas creencias que le parecían absurdas. [Finalmente su padre también se convertiría al catolicismo].

Es claro que el libro aunque despertó su curiosidad, también le suscitó indignación. Dedicó los meses siguientes a servir como pastor en su iglesia local, y a leer sobre el porqué el catolicismo estaba errado.

Sin embargo, un artículo del Christianity Today, tratando sobre una crisis de identidad al interior del evangelismo, le suscitó nuevos interrogantes, pues coincidía en varios puntos con experiencias personales suyas, que realmente avalaban la mencionada crisis: ya en las iglesias evangélicas no se observaba el calendario litúrgico, el Credo de los Apóstoles no era mencionado, muchas de las canciones eran escritas después de 1997, y todas las historias anecdóticas que eran citadas acerca de héroes de la historia de la Iglesia eran posteriores a la Reforma Protestante. «La mayoría de la historia Cristiana no podía ser encontrada en ninguna parte».

«Por primera vez, entré en pánico», cuenta.

El hallazgo del Catecismo

«Hallé una copia del Catecismo [católico] y empecé a hojearlo, encontrando las doctrinas más controversiales y me reía de la estupidez de la Iglesia Católica. ¿Las indulgencias? ¿La infalibilidad papal? Estas cosas, tan obviamente equivocadas, me tranquilizaron en mi protestantismo. La Misa sonaba algo hermoso y la idea de una visible y unificada Iglesia era atractiva – ¿pero a expensas del Evangelio?»

Poco después de estas lecturas comenzaba sus clases en el Seminario Bautista, y lo hacía con «el entusiasmo de un fanático intransigente yendo al ‘Super Bowl’. Las clases eran fantásticas y me pareció que por fin había de librarme de cualquier problema católico».

«Pero sólo unas pocas semanas más tarde, me encontré con más dudas. Estábamos aprendiendo acerca de disciplinas espirituales como la oración y el ayuno, y me llamó la atención la frecuencia con la que el profesor saltaba de San Pablo a Martín Lutero o a Jonathan Edwards al describir vidas admirables de piedad. ¿No había pasado nada que valiera la pena en los primeros 1500 años? La omisión de la historia continuaría en muchas otras clases y lecturas asignadas. La mayor parte de la historia de la iglesia anterior a la Reforma era ignorada.»

Otras preguntas se iban poniendo cada vez más poderosamente en la cabeza. La lectura de textos de los Padres de la Iglesia le suscitó aún más cuestiones. ¿La comunión era solo una ocasional comida de pan y bebida de jugo de uva? «¿De dónde vino la Biblia? ¿Por qué se reclamaba que la mera Biblia era suficiente? Las respuestas protestantes que me habían mantenido en pie durante el último año ya no eran satisfactorias.»

«No puedo seguir con esto»

Un miércoles de ceniza él vio que varios de sus compañeros asistían a clases con la señal de la cruz en la frente. En la tarde, un profesor reputado por sus esfuerzos contra el Catolicismo hablaba de la belleza de ese signo milenario. «Después, le pregunté a un amigo del seminario por qué la mayoría de los evangélicos habían rechazado esta cosa hermosa. Él me respondió diciendo algo sobre los fariseos y las ‘tradiciones hechas por el hombre’ «. En ese momento Anthony se dijo a sí mismo: «No puedo seguir con esto».

Entonces empezó a profundizar en el Catecismo, y leyó la última obra del Papa Benedicto. Sus sentimientos eran vivos pero encontrados. Luego asistió a una misa católica, y el crucifijo de entrada, que antes le parecía la prueba de que los católicos no habían comprendido la resurrección de Jesús, ahora le suscitaba la siguiente exclamación: «Jesús, mi sufriente salvador, tú estás aquí». La paz fue poco a poco ganando terreno en su alma.

Un día comenzó a escribir sus «77 razones por las cuales estoy abandonando el evangelismo»: «La lista incluía cosas como la sola Escritura, la justificación, la autoridad, la Eucaristía, la historia, la belleza, y la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los titulares y los párrafos siguientes fluían de mis dedos como agua de una presa de siglos de antigüedad a punto de reventar». Un 29 de febrero, de 2012, dejó el seminario, en medio de la angustia, y esperando que no estuviera cometiendo un error.

Los meses subsiguientes no dejaron de ser dolorosos. Estaba prevenido, aprehensivo, pero el camino seguía. Finalmente un día de Pentecostés, fue bautizado, con el apoyo de su familia, y comenzó a buscar trabajo.

Después conoció a Jackie, también católica, se casó, tuvo una niña, Evelyn, nacida en marzo de este año. Actualmente viven en Indiana y está feliz en lo que hace, agradeciendo a «Dios por la plenitud de la fe Católica».

Gaudium Press / S. C.

 

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas