sábado, 23 de noviembre de 2024
Gaudium news > Columnista propone el "santo ocio" como una necesidad para el hombre moderno

Columnista propone el "santo ocio" como una necesidad para el hombre moderno

Ontario (Lunes, 21-07-2014, Gaudium Press) El uso del tiempo puede ser una de las preocupaciones más recurrentes de nuestro estilo de vida actual. Los extremos entre la pérdida deliberada de la via en las distracciones más superfluas y la dedicación prácticamente exclusiva al trabajo y la producción surgen como auténticos riesgos para el hombre mientras su vida transcurre de forma inexorable e irreversible. Desde una perspectiva trascendente inspirada en la doctrina católica, la autora Melinda Selmys propuso en su columna en el informativo National Catholic Register el rescate de un «santo ocio» que contribuya al ascenso del hombre hacia Dios y el cultivo de sus talentos y potencialidades.

14381542069_f5033cc0bf.jpg
El descanso es una necesidad y una oportunidad para el crecimiento. Foto: Nicolas Grevet.

¿Es lícito el ocio?

«El tiempo es la moneda de la existencia», afirma la redactora, quien recordó al novelista Arnold Bennet y su descripción del tiempo como «verdaderamente un milagro diario» y «la más preciada de las posesiones». Para la cultura actual el uso de este valioso recurso está principalmente dedicado a la producción y gasto del dinero, bajo una ética del trabajo que puede ser sobredesarrollada y que concibe el descanso «primordialmente en relación a la productividad, como una forma de recargar para que el cuerpo pueda regresar al trabajo».

Una concepción del descanso basada en esta visión sería como un «tiempo de apagado» que se reproduce en la vida de algunas personas: «Una persona trabaja tanto tiempo como es capaz, luego colapsa en frente de alguna forma de entretenimiento pasivo hasta que se duerme», describió la columnista. El ciclo se repite en los días laborales y se altera en el fin de semana, cuando la actividad principal no es la producción sino el consumo, «gastando dinero para llenar las necesidades básicas domésticas y sociales». Aunque la Iglesia reconoce la importancia del trabajo, mandado por Dios como medio para ganar el sustento tras el pecado original, tiene una visión integral del hombre que reconoce otras dimensiones de la vida que reclaman tiempo para desarrollarse adecuadamente.

14182590778_1a172c789a.jpg
El domingo, reservado para el culto divino, es mucho más que una pausa en la actividad laboral. Foto: Mazur/catholicnews.org.uk

Tiempo para elevarse a Dios

«La dignidad de la vida no sólo está protegida por el Quinto y Sexto Mandamientos, que prohíben el asesinato y salvaguardan el matrimonio, sino también por el Tercero: ‘Acuérdate del día sábado para santificarlo'», afirmó Selmys. Este día dedicado a Dios era también un día de riguroso reposo para el pueblo judío y de éste Mandamiento la Iglesia instituye el domingo como fiesta de precepto consagrada a Dios. El descanso es, por tanto, mucho más que una mera pausa, sino una ocasión para crecer. Así lo expone el Catecismo de la Iglesia en los numerales 2184 al 2188. La participación en la Eucaristía, las obras de caridad y la vida familiar son el centro de esta jornada. Además, afirma el texto, «el domingo es un tiempo de reflexión, de silencio, de cultura y de meditación, que favorecen el crecimiento de la vida interior y cristiana».

El texto del Catecismo cita a San Agustín y de la frase del Santo la redactora toma la idea central de su artículo: «El amor de la verdad busca el santo ocio, la necesidad del amor cultiva el justo trabajo». Este «santo ocio», el tiempo dedicado a Dios, al amor fraterno y al espíritu, ofrece un cambio de perspectiva: «Mientras el mundo ve el fin de semana como un tiempo para prepararse para ir a trabajar el lunes, la Iglesia ve la semana de trabajo como una preparación para la Eucaristía de domingo», comentó Selmys.

14182521488_11d7c22965.jpg
La Iglesia pide dedicar el domingo a Dios, la familia y las obras de caridad. Además recomienda fomentar la cultura y las actividades sociales. Foto: Mazur/catholicnews.org.uk

En general, la concepción del tiempo es distinta para la Iglesia, como lo evidencia el calendario litúrgico que «ofrece el tiempo como un paisaje que cambia constantemente en el transcurso del año», expresó la columnista. En este calendario, que no concuerda con la regularidad impuesta por los cronogramas laborales, «hay días de Santos y solemnidades, períodos de desierto y festivales, tiempo para alegrarse y tiempo para arrepentirse». En estos ciclos, que preparan el alma para la contemplación de los más grandes misterios, como son el Nacimiento del Señor y su Pasión Muerte y Resurrección, se revive el plan de salvación de Dios. «El tiempo de esta forma se ordena hacia la eternidad», apunta Selmys.

Esta invitación a ver el propio tiempo libre (o su ausencia) de una forma diferente fue concluida por la autora con una cita de la Carta Encíclica del hoy Papa emérito Benedicto XVI Caritas in Veritate: «Sin la perspectiva de una vida eterna, el progreso humano en este mundo se queda sin aliento. Encerrado dentro de la historia, queda expuesto al riesgo de reducirse sólo al incremento del tener; así, la humanidad pierde la valentía de estar disponible para los bienes más altos».

Con información de National Catholic Register.

 

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas