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Obispo de Cachoeira del Sur, Brasil, medita sobre las parábolas de Jesús

Cachoeira del Sur (Martes, 22-07-2014,Gaudium Press) Mons. Remidio José Bohn, Obispo de la Diócesis de Cachoeira del Sur, en Río Grande del Sur, escribió el artículo «La paciencia del amigo» sobre las enseñanzas de Jesús por medio de parábolas. En el texto, el prelado afirma que el Maestro da continuidad a su Catequesis respecto al Reino del Cielo, hablando en parábolas (Mt 13, 24-43), donde cada una de ellas quiere evidenciar un aspecto del dinamismo del Reino de Dios.

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Según el Prelado, la parábola del «trigo y la cizaña» nos llama a la paciencia y al discernimiento; la de la «semilla de mostaza» (pequeña semilla) nos enseña la confianza en los medios aparentemente pequeños y frágiles y muestra la vitalidad del Reino que crece y produce muchos frutos; y la parábola de la «levadura» nos interpela al compromiso lúcido y transformador para cambiar una sociedad necesitada de vida nueva.

«Aprendemos de la acción silenciosa, escondida y demorada de la levadura que la cocinera mezcla con la harina, que precisa entrar en contacto y perderse en la harina para ser eficaz», explica.

Para Mons. Bohn, Dios no tiene prisa en hacer justicia eliminando los malos y promoviendo los buenos. Conforme él, bien y mal, fe e incredulidad, justicia y pecado, conviven en el mundo real, y como buenos operarios nos gustaría colaborar con la «limpieza» eliminando a los malos para dejar a los buenos vivir en paz. «Nos gustaría anticipar el juicio de Dios, pero Él es paciente y compasivo: quiere dar a todos oportunidad de conversión y salvación», completa.

El Obispo también resalta que lo importante es que el trigo no deje de crecer de acuerdo con su naturaleza; aunque perjudicado por la presencia de la cizaña. El prelado alerta a no dejar de practicar el bien, porque mucha gente se especializa en la práctica de la corrupción, en el consumo de la droga y la violencia, en el latrocinio y la infidelidad. «Precisamos ser trigo hasta el fin, incluso en medio de la cizaña. El trigo, la mostaza y la levadura no se dejan corromper. Cumplen su misión hasta el fin».

Por último, Mons. Bohn resalta que Dios da tiempo a todos: De los buenos Él espera que crezcan en santidad, pues es compasivo y paciente; de los malos, que se conviertan y tengan nueva Vida. Él además enfatiza que Dios no quiere la destrucción del pecador y la segregación de los malos. «Dios es paciente y misericordioso, lento para la ira y rico de misericordia» (Sl 85).

«En la construcción del Reino, es preciso tener paciencia y esperar la hora correcta para la separación final en la cosecha. La paciencia de Dios no tiene fin, pero lo que tiene fin es nuestro tiempo. Y recordando el Día del Amigo, festejado el domingo, y sabiendo que Jesús es nuestro mejor Amigo, agradezcamos por su paciencia y por los amigos que Él nos dio», concluye. (FB)

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