Maringá (Miércoles, 30-07-2014, Gaudium Press) Con el título «Una mezcla de simpatías y antipatías», Mons. Anuar Battisti, Arzobispo de Maringá, en Paraná, Brasil, habla en su más reciente artículo sobre la convivencia cotidiana, el hecho de estar en permanente relacionamiento con personas diferentes, no solo en el aspecto físico, sino de temperamento, carácter y educación.
Para el Prelado, a veces hay personas que pueden dificultar el desempeño personal. Él afirma que buscar personas que elevan el ánimo, que transmitan simpatía, autoestima, gusto de vivir, libres de todo y de todos, personas de bien con la vida, eso hace la diferencia en la vida de cualquiera. Al mismo tiempo, hay que «no dejar que el malhumor del otro perjudique nuestro buen humor. Ser una persona madura significa también estar tan seguro de sí mismo y de sus sentimientos que nada abale o saque el equilibrio emocional. Como es fácil perder la paciencia o estar creando rabias y rencores mal resueltos», completa.
Mons. Battisti alerta a que no seamos ingenuos pensando que no existen simpatías y antipatías al punto de crear verdaderas guerritas, no solo en la calle, como también dentro de casa. Vale aquí recordar una palabra iluminadora del Papa Francisco: «Pidamos al Señor que nos haga comprender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esa ley! ¡Cómo nos hace bien, a pesar de todo amarnos unos a otros! ¡Sí a pesar de todo! A cada uno de nosotros es dirigida la exhortación de Pablo: ‘No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal por el bien'».
«No nos cansemos de hacer el bien»
Y todavía: «No nos cansemos de hacer el bien. Todos nosotros probamos simpatías y antipatías, y tal vez hoy estemos molestos con alguien. Por lo menos digamos al Señor: Señor estoy molesto con este, con aquel, con aquella. Os pido por él y por ella. Rezar por la persona con que estamos irritados, es un bello paso rumbo al amor, y es un acto de evangelización. Hagámoslo hoy mismo. No dejemos que nos roben el ideal de amor fraterno» (Papa Francisco, EA nº101).
«Como todo sería diferente, si comprendiésemos la ley del amor, del amor de Dios, y no del amor interesado, egoísta, solo para sentirse bien. Amor no es sentimentalismo. Amar es hacer a los otros lo que nos gustaría que hiciesen a nosotros. Antes que nada es dar para recibir, es ser feliz buscando la felicidad del otro. Precisamos volver con más frecuencia a la primera carta a los corintios, en el capítulo trece, donde el Apóstol Pablo relata un bellísimo himno de caridad», evalúa.
Por último, Mons. Battisti dice que vivimos tiempos donde olvidamos el valor de las pequeñas cosas, resaltando que precisamos sí también buscar las grandes, pero haciendo bien las pequeñas. Conforme él, nada supera una sonrisa, un aprieto de manos mirando a los ojos, un abrazo diciendo «yo te quiero bien», una llamada en el día del cumpleaños, un mensaje en el Facebook, en fin nada supera los pequeños gestos cargados de simpatía, buen humor, optimismo, del ser y vivir cada vez mejor.
«Recordemos siempre: ‘Los desafíos existen para ser superados. Seamos realistas, mas sin perder la alegría, la audacia y la dedicación, sin perder la esperanza’ (Papa Francisco EA nº 109). No dejemos que nadie nos robe la capacidad de amar en medio de las simpatías y antipatías de la vida», concluye. (FB)
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