Veracruz (Miércoles, 30-07-2014, Gaudium Press) Con motivo de la apertura del Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria en México, el Obispo de Veracruz, Mons. Luis Felipe Gallardo Martín del Campo destacó la importancia de la prevención de los delitos a través de la educación en el seno de la familia ante el efecto contraproducente de las cárceles que, indebidamente manejadas, se convierten en «universidades del crimen».
La vida familiar cristiana es el antídoto para la vinculación de los jóvenes en grupos criminales, mientra que las cárceles pueden agravar el problema. Foto: Luigi Caterino. |
«Los padres de familia y las autoridades son responsables de evitar que las cifras de adolescentes y jóvenes sumidos en la delincuencia organizada sigan creciendo», exhortó el Obispo, quien alertó sobre el debilitamiento de la institución familiar y sus nefastas consecuencias sobre las nuevas generaciones. «Los padres han dejado de lado, por el trabajo y los intereses personales, la educación y el cuidado de los hijos, esto lo vemos en las estadísticas sobre la delincuencia actual».
El prelado hizo un llamado al trabajo desde la Pastoral Familiar, que «debe estar más pendiente de sus miembros», de forma que se eviten situaciones en las que los jóvenes sufren la ausencia de la autoridad y guía de sus padres y pueden terminar ingresando a organizaciones criminales. «Es lamentable que la mayor parte de quienes integran las redes de la delincuencia organizada sean jóvenes que no pasan de los 30 años», comentó Mons. Martín del Campo.
A su vez, el Obispo solicitó a las autoridades una mejor gestión de los centros penitenciarios para que éstos cumplan su función a cabalidad y no degraden aún más la situación de los criminales. «Las autoridades también tienen responsabilidad porque en lugar de depurar las cárceles, estas se han convertido en las ‘universidades del crimen'», denunció.
Como ejemplo de una perspectiva distinta, el prelado recordó la labor que desarrolla la Pastoral Penitenciaria, inspirada en el mensaje de conversión de Jesucristo y su acción redentora en las almas. «La Iglesia trabaja en las cárceles para la regeneración de muchos de estos jóvenes», comentó, «ofrece un programa de rehabilitación y reintegración social para asegurarse de que sean capaces de regresar con sus familias, abandonando las prácticas delictivas».
Con información de Agencia Fides.
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