San Pablo (Viernes, 01-08-2014, Gaudium Press) «Jesús recomendó que rezásemos intensamente al ‘Señor de la cosecha’, para que envíe operarios a su cosecha», dijo el Arzobispo de San Pablo, Cardenal Odilo Pedro Scherer, en su más reciente artículo, publicado esta semana.
De acuerdo con el purpurado, la oración en pro de las vocaciones y los servicios de la misión de la Iglesia debe mantenerse constante, todavía más por el hecho de que en Brasil, más precisamente en este mes de agosto, se ofrecen oraciones especialmente por las vocaciones a los ministerios, servicios y la vida consagrada en la Iglesia.
«La falta o la escasez de esas vocaciones tornaría difícil la realización de la misión de la Iglesia. Por ahí entendemos la insistencia de Jesús: ‘pedid al Señor de la cosecha…’ «, dijo el Cardenal Odilo.
El purpurado afirma que, al recibir al Espíritu Santo, o «Espíritu de santidad», somos capacitados a llevar una vida en la santidad, y por eso, aquellos que son bautizados y ayudados por la gracia de Dios, deben cultivar la santidad recibida y crecer en ella a través de las actitudes y comportamientos debidamente coherentes con ese don.
Mons. Odilo observó también que «santidad y pecado continúan marcando nuestra vida, mientras estamos en este mundo», pues «somos marcados por debilidades y sujetos al pecado y tenemos la necesidad de recurrir continuamente a la misericordia divina, pidiendo el perdón».
Entretanto, prosiguió, eso no impide que crezca en santidad quien se renueva en la gracia de Dios.
«Todos los cristianos, de cualquier estado de vida, son llamados a progresar en la caridad y la plenitud de la vida cristiana. Y la santidad del pueblo de Dios se expande en medio de la comunidad humana, con abundantes frutos de virtud. El verdadero santo nunca se beneficia apenas a sí mismo, sino a la entera comunidad humana en la cual está insertado. Por ahí entendemos bien la palabra de San Juan Pablo II, en Florianópolis: ‘¡Brasil precisa de muchos santos!’ «, destacó.
Concluyendo, el Arzobispo de San Pablo recordó que las vocaciones son «caminos especiales de santificación y para la realización de la única y básica vocación de todos los bautizados: la santidad», siendo que «las vocaciones auténticas son, al mismo tiempo, animadas por el deseo y la disposición para vivir la santidad».
«En el mes de agosto, recemos para tener una consciencia siempre más clara de nuestra altísima vocación: ser santos. Habiendo mayor deseo y búsqueda de la santidad entre todos los bautizados, también habrá más vocaciones sacerdotales, religiosas, laicales y consagradas de todos los carismas», finalizó Mons. Odilo. (LMI)
De la redacción Gaudium Press, con informaciones Arquidiócesis de San Pablo
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