"El mayor servicio que la Iglesia puede ofrecer a los prisioneros es el Evangelio de Jesucristo", dijo el Nuncio Apostólico en México

Veracruz (Viernes, 01-08-2014, Gaudium Press) «Mirando la realidad y desde la conciencia de que el mayor servicio que la Iglesia y nosotros podemos ofrecer a los prisioneros y a todo hombre que viene a este mundo, es el Evangelio de Jesucristo, es posible ver que la situación existencial del preso podría ser propicia oportunidad para que esa necesidad inconsciente se convierta en búsqueda. El hijo pródigo ‘entró en sí’ al encontrarse en una situación difícil», es lo que expresó Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México, durante la celebración Eucarística que presidió el pasado 29 de julio en la Catedral de Veracruz, con motivo del Encentro de Pastoral Penitenciaria que se celebró en la ciudad mexicana.

Refiriéndose a la lectura del Evangelio, Mons. Pierre recordó a los agentes de la pastoral penitenciaria que todos, tanto los presos, sus familias y los de la pastoral, «podemos estar seguros de que el Señor no nos abandona para siempre, sino que después de toda prueba purificadora vuelve a iluminar su rosto sobre nosotros a concedernos la paz».

Mons. Christophe Pierre durante la celebracion Eucarística que presidió en la Catedral de Veracruz / Foto: CEM.

Más adelante refiriéndose al hecho que muchos presos están alejados a la vivencia de la fe, recordó a los agentes de la pastoral que ellos son precisamente instrumentos que ayudarán a preparar el terreno «para el encuentro consigo mismos, que prepara el encuentro íntimo y personal de Cristo con cada uno de los prisioneros y también de sus familia (…) Encuentro con Jesucristo que a todos, particularmente a quienes se hallan en situación de dificultad, conduce a creer en el amor».

Continuando con la homilía, Mons. Pierre habló luego sobre la importancia de la atención pastoral que han de recibir las familias de los privados de su libertad: «La Iglesia ha señalado en múltiples circunstancias cómo, entre las situaciones en dificultad que requieren mayor atención, -siempre a la luz del Evangelio-, está el cuidado de las familias de los detenidos, las cuales generalmente se convierten también en personas castigadas, pues, con frecuencia, se ven obligadas a soportar un peso mayor que el de sus mismos familiares privados de la libertad».

«La pastoral penitenciaria y la Iglesia toda -como prosiguió el prelado- tienen aquí un irrenunciable desafío: aquel de implementar una pastoral integral, particularmente de acompañamiento y formación para los miembros de estas familias en condiciones vulnerables. Las comunidades parroquiales, sobre todo aquellas a las que pertenecen estas familias, tienen el deber de contribuir para aliviar, con la caridad de todos sus miembros, las necesidades de las familias de los presos».

Un acompañamiento pastoral que no es posible sino a través de la Misericordia: «La Misericordia es del todo necesaria para ser seguidores de Jesús (…) Es a la luz de la fe cristiana que podemos descubrir al Dios escondido en la carne maltratada y en el corazón contrito de los hombres y mujeres que sufren en las prisiones y es ahí que también podemos contemplar el Rostro de Cristo en cada uno de ellos. Es a la luz de este Rostro que surgen nuevos horizontes y se fortalece la esperanza. Es bajo esta luz que es posible ofrecer a los presos y a sus familias el válido aliento que les ayude a transformar su realidad, injertando en ella criterios, valores, actitudes y comportamientos propios del Reino de Dios. Y la primera realidad que necesita ser transformada es la de los corazones y la de las personas», continuó Mons. Pierre.

El Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria, que llegó a su versión número 36, tuvo como tema «Con José y María, caminamos en familia a la luz de la fe». La Pastoral Penitenciaria en México tiene presencia en todas las diócesis del país latinoamericano. Esta labor cuenta con el apoyo de sacerdotes, religiosos y laicos.

Con información de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).