Honolulu (Miércoles, 06-08-2014, Gaudium Press) La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en ejercicio de la facultad dada por el Santo Padre, emitió un decreto en el cual declaró la Catedral de Nuestra Señora de la Paz en Honolulu, Hawai, Estados Unidos, Basílica Menor. La designación del título tuvo efecto desde el días 10 de mayo de 2014, fiesta litúrgica de San Damián de Molokai, pero la notificación oficial fue recibida en la segunda mitad del mes de julio, según informó la Diócesis de Honolulu en su comunicado oficial. Para celebrar este acontecimiento, la Iglesia en Hawai prepara una solemne Eucaristía de Acción de Gracias que se llevará a cabo el día 11 de octubre.
Interior de la Catedrla de Honolulu. Foto: Scott Sharick. |
Mons. Larry Silva, Obispo de Honolulu, anunció el hecho con «gran alegría» y explicó algunas de las razones tenidas en cuenta para otorgar esta dignidad. La Catedral de Nuestra Señora de la Paz «fue dedicada en 1843, haciéndola una de las más antiguas en Estados Unidos. Es aquí donde San Damián fue recibido por vez primera al llegar a Hawai y donde dos meses después fue ordenado sacerdote», expuso el Obispo. «Es aquí donde Santa Mariana fue bienvenida al llegar a Hawai con sus Hermanas Franciscanas». El prelado recordó que la Catedral recibió y entronizó las reliquias de esta Santa en día 31 de julio y que a través de sus historia «incontables miles» de fieles han tenido contacto con Dios a través de los sacramentos.
Detalle del altar mayor de la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Paz.. Foto: MJ Baumann. |
Estos dos Santos, San Damián y Santa Mariana Cope, se distinguieron por su devota vida al servicio de Dios y de los más necesitados, en concreto los enfermos de lepra que eran enviados a la isla de Molokai, en Hawai. El sacerdote trabajó arduamente por la evangelización de los pacientes hasta que la misma enfermedad puso fin a su vida y la religiosa, quien ya había accedido la petición de atender a los leprosos, se trasladó a la misma isla para asistir a San Damián en los últimos meses de su vida, y allí estableció su residencia entre los enfermos hasta el final de su vida. El testimonio de vida de estos Santos y la importancia histórica de la Catedral fueron claves para la designación de la Basílica, que debió someterse a aprobación en un proceso iniciado por Mons. Silva en 1996.
«Acompáñenme en dar gracias a Dios por este gran honor y en orar para que sea para mayor gloria de Dios y el crecimiento de el Evangelio aquí en Hawai y a través del mundo», concluyó el Obispo.
¿Qué es una Basílica Menor y cómo un templo llega a serlo?
Las Basílicas Menores son templos reconocidos de manera especial por la Iglesia debido a su «particular importancia para la vida litúrgica y pastoral», según expuso la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el documento «Domus Ecclesiae» de 1989, que reúne las normas prescritas para la designación de este título. Este reconocimiento indica «su vínculo particular con la Iglesia Romana y el Supremo Pontífice».
Muestra de los vitrales de la Basílica. Foto: Justin Ornellas. |
Las condiciones incluyen que se trate de un templo consagrado y en uso activo por parte de la Iglesia, con características materiales que permitan la celebración de los sacramentos de forma digna y ejemplar, con un tamaño adecuado tanto en la edificación como en el presbiterio. El templo debe ser además reconocido por el pueblo por la veneración a las reliquias de un Santo o a una advocación que genere particular devoción. Las normas también tienen en cuenta «el valor histórico o la importancia del templo y el valor de su arte».
El templo que aspire ser considerado Basílica Menor debe contar con el servicio de suficientes sacerdotes para la celebración de los sacramentos a los largo del año litúrgico, «especialmente para la Eucaristía y la Penitencia», siendo recomendable un número de sacerdotes confesores que sirvan en horarios definidos y el apoyo de ministros y de un Schola Cantorum que promueva la participación de los fieles a través de la música sacra. La petición debe emanar del Obispo de la Diócesis, y contar con el Nihil Obstat (nada obsta) de la Conferencia Episcopal del país. Las solicitudes adjuntan la información histórica y pastoral del templo, además de una completa muestra fotográfica de las características litúrgicas, arquitectónicas y artísticas y las respuestas de un formulario diseñado por el dicasterio.
Beneficios e indulgencias concedidas a través de las Basílicas
Foto histórica no fechada de la Catedral de Nuestra Señora del Paz en Honolulu. Foto: Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. |
Las basílicas menores deben instruir a los fieles sobre la liturgia, distinguirse por la dignidad de sus celebraciones, la predicación de la palabra de Dios y la promoción de las formas aprobadas de devoción. Por su unión con la Santa Sede, las Basílicas celebran con especial cuidado las fiestas de la Sede de San Pedro (febrero 22), la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo (junio 29) y el aniversario de la elección del Sumo Pontífice o de la inauguración de su ministerio petrino. Las Basílicas Menores pueden exhibir el símbolo papal en sus pendones, muebles y el sello de la Basílica y su rector puede hacer uso de una moceta negra con bordes, botones y ojales rojos.
Los fieles que visitan las Basílicas Menores pueden obtener la indulgencia plenaria bajo las condiciones habituales en seis ocasiones: (1) En el aniversario de la dedicación de la Basílica, (2) en el día de la celebración litúrgica del título, (3) en la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, (4) en el aniversario de la concesión del título de la Basílica, (5) una vez al año en un día determinado por el Ordinario local y (6) una vez al año en un día determinado por cada fiel.
Las condiciones para obtener las indulgencias plenarias son: 1. Estar en gracia de Dios y haberse confesado al menos ocho días antes de la fiesta o hacerlo en los ocho días siguientes. 2. Participar de la Eucaristía en los templos franciscanos y comulgar en dicha Eucaristía. 3. Renovar la profesión de fe mediante la oración del Credo; orar el Padrenuestro para afirmar la dignidad propia como hijos de Dios y orar por las intenciones del Santo Padre.
Con información de Diócesis de Honolulu, The Catholic Sun y Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
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