Redacción (Viernes, 08-08-2014, Gaudium Press)
La Iglesia Católica, que celebra en permanencia el misterio eucarístico, tiene presencia hasta en los lugares más alejados y desprotegidos del planeta. Se adora al Señor en Siberia, al impulso de la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo, después de más de siete décadas de ateísmo forzado y de persecución religiosa; se lo adora en Nepal, gracias a la presencia de los misioneros jesuitas y en medio de violentas persecuciones de extremistas indues; se lo adora en Siria, donde residen comunidades cristianas antiquísimas que sufren hoy de los estampidos de los inclementes bombardeos; se lo adora en Ruanda, en el África, agobiada por conflictos étnicos interminables, gracias, entre otros, a los monasterios carmelitas allí presentes; se lo adora hasta en la Antártida, continente helado del confín del mundo, en la capilla de la base militar Esperanza, a la cual Francisco obsequió recientemente su solideo.
Niño Dios con la Eucaristía Iglesia del Convento de Santo Domingo, Lima, Perú |
La Eucaristía propicia no solo la existencia de esas comunidades orantes, sino que les da fuerzas y las multiplica. Sería interesante hacer un elenco de lugares en que se adora al señor en medio de hostilidades de diversa índole, para sacudir nuestro letargo acomodado, que tantas veces nos frena en nuestro ideal de hacer compañía al Señor, siendo que tenemos muchas facilidades para hacerlo.
Desde el altiplano boliviano, corazón de América del Sur, nos viene una repercusión digna de nota. Es un escrito del bloguero de Infocatolica German Mazuelo publicado en el diario La Patria de Oruro y reproducido por el boletín «Iglesia Viva» de los Obispos de aquel país andino. La noticia nos llega a través de la agencia Gaudium Press de Sao Paulo, Brasil. La redacción de la nota es concisa, precisa y de llamar la atención. Por eso no hacemos más que transcribirla. Su lectura será fructuosa, pues vale por una meditación:
La Paz (Sábado, 21-06-2014, Gaudium Press) Iglesia Viva, informativo de la Iglesia Católica en Bolivia, destacó el llamado realizado a través de un artículo de opinión en el diario La Patria, que propone el reinado social de la Eucaristía, a través del retorno a la profunda devoción de los creyentes, disminuida en los años recientes por la exaltación del hombre sobre las realidades sagradas.
«Jesús es adorado por quienes le aman de verdad» recordó, Germán Mazuelo, autor del texto. «Día y noche lo adoran los ángeles. Lo adoraron los pastores y los magos. Lo adoraron María de Betania y la pecadora perdonada. Lo adoraron los santos y los mártires de todos los tiempos». Para el redactor, el descuido de los fieles de este fundamental deber de adoración es obra del maligno, quien » no cesa de trabajar por desviar la adoración», y quien ha conseguido engañar a los hombres para buscar una sociedad cada vez más alejada de Dios.
El redactor denunció las fuertes tendencias secularizantes, que atacan directamente a la Iglesia, y que pretenden sustituir a Dios con una imagen exagerada del hombre. «El corazón humano ha sido creado para adorar a Dios», afirmó el columnista. «Si uno decide auto-adorarse, o adorar a cualquier otra persona o cosa, no tendrá satisfacción y es infeliz». Por este motivo, denunció la gravedad del error quienes reducen el valor del Sacramento de la Eucaristía y lo ven como una simple asamblea de creyentes.
«Si la Misa se convierte en una celebración ‘horizontal’, inmanente, sin trascendencia, el sacrificio de Jesús se vuelve entonces solamente una idea, y, cuando la relación de los fieles con la Santísima Eucaristía se debilita o desaparece, se pierde también la vida divina en los creyentes», alertó Mazuelo. Esta pérdida afecta todas las realidades y «sólo puede ser sanada por la misma Eucaristía, porque el cristiano que en la Eucaristía ha sido transformado en cuerpo de Cristo, lo lleva en sí mismo y de ese modo lo introduce al mundo».
El redactor recordó las palabras del Papa Pío XI en su Encíclica Quas Primas, quien describió el efecto restaurador de la fiesta litúrgica del Cuerpo y la Sangre de Cristo. «Cuando sobrevino el enfriamiento en la reverencia y el culto al Santísimo Sacramento, se instituyó la fiesta del Corpus Christi, para que con la solemnidad de las procesiones públicas y las oraciones prolongadas durante toda la octava siguiente se reavivase en los fieles la adoración pública del Señor», afirmó el Pontífice.
Mazuelo recuerda que en el mismo documento el Papa describe las características del origen del reinado de Cristo, por su naturaleza divina, y por conquista gracias a su sacrificio redentor. Por este motivo recuerda el llamado de San Pedro Julián Eymard: «Sepámoslo, un siglo es grande o pequeño según el culto tributado a la divina Eucaristía. Ahí está la vida y medida de su fe, de su caridad y de su virtud. Que llegue por tanto cada vez más el reino de la Eucaristía; ¡demasiado tiempo ha reinado ya sobre la tierra la impiedad y la ingratitud!».
Acción de gracias o ingratitud: ‘That is the question’. Una tercera vía, que muchos cristianos pretenden seguir, es ruinosa porque tiene parte con la impiedad.
¿No será la fidelidad de adoradores perseguidos y valientes lo que acabará comprando para el mundo el anhelado reinado social de la Eucaristía?
Por el P. Rafael Ibarguren EP
Asistente Eclesiástico de las Obras Eucarísticas de la Iglesia
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