Brasilia (Miércoles, 13-08-2014, Gaudium Press) El conteo regresivo para el inicio del viaje Apostólico que el Papa Francisco a Corea del Sur llega a su fin.
Hoy, a las 16:00 horas de Roma iniciará el Papa su vuelo hacia Seúl y llegará cuando allá sean las 10:30 horas del 14 de agosto.
En el aeropuerto mismo, serán realizados los ceremoniales de bienvenida y el primer encuentro con el Presidente surcoreano y otras autoridades del país, en el inicio oficial de la visita.
Como Papa, Francisco estará realizando su tercer viaje apostólico internacional y el primero al suelo asiático.
¿Qué palabras tendrá el Pontífice para decir a los millares de oyentes que estarán delante de él en su peregrinación por el país? ¿Qué verá, qué oirá, cómo será recibido? Unas horas más y lo sabremos…
Jorge Mário Bergóglio trae consigo la formación Jesuita, y con ello la constante mirada al Asia, el deseo de llegar a ese inmenso territorio y al corazón de sus variados pueblos, que estuvo siempre presente en los deseos del sueño ignaciano.
En este viaje, ¿habría algún designio preciado del Papa jesuita?
Este parece ser un viaje que se realiza dentro de contrastes, dificultades y esperanzas… sobre todo de esperanza.
Los pueblos asiáticos, en su conjunto, continúan siendo una mies esperanzadora para la Iglesia, y el sudeste asiático -y particularmente Corea- ya muestra una rica realidad que es fruto de anhelos, aspiraciones y entrañados deseos desde hace mucho, que florecieron en gestas donde donde relucen los sacrificios.
Una vez más, sangre de mártires semilla de cristianos
En aquel territorio, las persecuciones sufridas (y que continúan sufriendo) los católicos generaron mártires y, una vez más, ‘la sangre de mártires fue semilla de nuevos cristianos’.
Allí, el suelo es fértil. Y los frutos serán siempre abundantes y mejores, siempre que sean fertilizados por la Fe y la Caridad.
El Papa tendrá, como uno de los momentos auges de este viaje, el encuentro con jóvenes asiáticos que participarán de la 6ª Jornada de la Juventud Asiática. Ellos representan el futuro de Corea, del sub-continente a que ella pertenece pero, y sin duda, también de toda el Asia.
¿Quién sabe, serán ellos las primicias del florecer de una antigua esperanza? Frutos de un pasado, donde muchos de sus antepasados vivieron un testimonio de fidelidad y esperanza, dentro del sacrificio: Exactamente como fueron los más de cien coreanos que serán canonizados por el Papa en esa visita.
Si así fuera, tendremos un nuevo contraste, todavía generado por la esperanza: para la Iglesia, la transformación del Viejo Continente en Continente del Futuro.
Que los nuevos 124 Bienaventurados Coreanos intercedan para que eso sea una realidad, pronto.
Por João Sergio Guimaraes
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