San Pablo (Viernes, 15-08-2014, Gaudium Press) San Tarcisio, víctima de la persecución del emperador Valeriano, en Roma, Italia, fue un mártir de la Iglesia de los primeros siglos y prestó sus servicios como monaguillo, en el período en que fue acólito del Papa Sixto II.
Su ardor y voluntad de servir a la Iglesia lo tornaron más reconocido como el Patrono de los monaguillos y de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
El pasado sábado 16, la memoria de San Tarcisio fue recordada por los fieles de la Arquidiócesis de San Pablo, Brasil, durante una Celebración Eucarística dedicada especialmente a los monaguillos, acólitos y ceremonieros arquidiocesanos.
Una anécdota personal del Cardenal Scherer
La misa fue celebrada por el Cardenal Arzobispo de la ciudad, Mons. Odilio Scherer. En la homilía el purpurado habló de la belleza de servir al altar, y contó que su vocación inició con esa mision: «Yo también fui un día acólito, y ayudando en la misa, en el altar, vino el deseo de ser padre (…) Quien sabe si Dios no coloca en el corazón de muchos de ustedes ese deseo».
«Ustedes dan alegría a Dios haciendo el bien que ustedes hacen. Hagan eso con mucha alegría y con mucha dignidad», expresó también el Cardenal, recordando también el beneficio que para la comunidad hace quien desempeña bien las funciones del altar. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de San Pablo
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