viernes, 22 de noviembre de 2024
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Que los cristianos en Irak vean la hermandad de la familia de la Iglesia: Card. Barbarin

Bogotá (Jueves, 21-08-2014, Gaudium Press) El Cardenal Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyon, Francia, visitó Irak hace pocos días y recorrió las ciudades donde se refugiaron los cristianos expulsados de la ciudad de Mosul . El purpurado, quien realizó esta visita apostólica con dos Obispos en representación de la Conferencia de Obispos de Francia, comentó a Gaudium Press sus impresiones sobre la situación de los creyentes perseguidos y la intención de que la Iglesia universal exprese su hermandad hacia los fieles en ese país. Esta es la primera entrega de una serie de artículos que resumen la entrevista exclusiva concedida a Gaudium Press por el Card. Barbarin durante el reciente Congreso Apostólico Mundial de la Misericordia celebrado en Bogotá, Colombia.

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El Card. Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyon, Francia, dialoga con los cristianos iraquíes durante su reciente visita apostólica. Foto: AINA.

Conocer de cerca el drama de los cristianos en Irak

«Es una cosa tremenda, una expulsión, una persecución injusta», comentó el Cardenal sobre lo acontecido en Irak en el mes de julio, cuando todos los cristianos de la ciudad de Mosul tuvieron que huir por orden de los grupos armados extremistas que controlan la ciudad. «La gente salió, salió con los niños, con los coches, con lo más valioso de la casa, y al salir de la ciudad estaba el ejército de los yihadistas y ellos se quedaron con las pertenencias de las familias» relató el Arzobispo. Los extremistas «conservaron los coches y dejaron ir a los cristianos a pie, sin matar a nadie. Mataron a muchos Chiítas pero no mataron a cristianos, no se sabe exactamente por qué».

Esta fue la terrible realidad que animó al Card. Barbarin a hacerse presente en el país para acompañar a los creyentes. «Yo, como tengo una amistad fraterna con el Patriarca Louis Raphael I Sako (el prelado de la Iglesia Católica Caldea, quien lidera la Iglesia en Irak) le telefoneaba tres veces a la semana y a principios de julio le dije: ‘Quiero ir'», relató el purpurado. «Él me ha dicho: ‘Sería para nosotros un regalo enorme, porque tenemos tan fuerte el sentimiento de que el mundo entero nos ha olvidado que su visita sería un regalo'».

Después de consultar al Secretario de Estado de la Santa Sede, Card. Pietro Parolin, quien se mostró alegre por la iniciativa, y al Presidente de la Conferencia de Obispos de Francia, Mons. Georges Pontier, quien pidió que se incluyera a otros prelados para que la visita fuera una delegación en nombre de toda la Iglesia en Francia, se concretó el viaje: «Salimos dos o tres (Obispos) con algunos periodistas que tenían coraje, porque era algo difícil, y nos hemos quedado allí cuatro días». En esos días recorrieron junto al Patriarca Sako lugares como Karakoch, Al Kock y Erbil, principales refugios de los creyentes tras su salida de Mosul.

Esperanza en medio de las pruebas

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El Patriarca Louis Raphael i Sako, prelado de Babilonia de los Caldeos. Foto: Abouna.

Durante su estadía en Irak, el Card. Barbarin pudo apreciar la experiencia de la comunidad cristiana que debe mantener la esperanza en medio de las adversidades. «Muchas veces oí al Patriarca decir lo siguiente: La Ciudad de Mosul es la misma ciudad de la Biblia que se llama Nínive, a donde fue enviado el profeta Jonás» relató. «Y decía: ‘El profeta Jonás durante tres días estuvo en el vientre de la ballena y después salió. Ahora la ciudad de Mosul está en las tinieblas, pero saldrá'».

Esta seguridad del prelado animaba a los fieles que lamentaban la grave situación que debían afrontar. «La esperanza cristiana no es decir que todo va bien, que vamos a ganar, porque eso no se sabe», comentó el Card. Barbarin. «La esperanza cristiana es saber que el amor de Dios será vencedor: aun cuando Jesús muere en la Cruz, cuando todos se han desanimado, se han desesperado, se han ido, han traicionado, y no están los discípulos». En medio de estas situaciones la Iglesia recuerda que la fe se cimenta en la resurrección de Cristo. «Mosul saldrá. Esos cristianos que ahora están en el horror de la persecución, saldrán también», afirmó. Ante las comprensibles lágrimas de los cristianos, el Patriarca Sako «los increpaba también con fuerza para que creciera su esperanza. Y ganó, realmente. Fue muy conmovedor para mí ver que al principio no tenían esperanza y al final tenían mucha más», recordó el purpurado.

«Salí (de Irak) el primero de agosto y luego hubo situaciones todavía más tremendas. Dos de las ciudades que había visitado, Karakoch, donde se habían refugiado muchísimos religiosos y religiosas a sólo 20 kilómetros de Mosul, y la cuidad de Al-koch y pequeños pueblos vecinos fueron invadidos», expuso el Arzobispo. El Card. Barbarin también manifestó su preocupación por la ciudad de Erbil, capital del Kurdistán y refugio de la totalidad de los cristianos desplazados. No existe certeza sobre la capacidad de la ciudad para frenar el avance de los extremistas y se viven dificultades para atender debidamente al alto número de refugiados. «Es difícil alimentarlos y proporcionarles lugares para dormir, y vienen las enfermedades… Es una situación muy, muy difícil», alertó el Cardenal. El drama de los cristianos continúa.

Llamado a la hermandad y la oración

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El Card. Phillipe Barbarin y los prelados de Irak bendicen a los fieles en una de las parroquias visitadas en el recorrido por los refugios de las comunidades cristianas. Foto: Abouna.

Pero las noticias recibidas tras su regreso a Europa no fueron sólo negativas. Dos días después de que el Card. Barbarin informara a la Santa Sede de su experiencia en Irak, el Papa Francisco envió al Cardenal Fernando Filoni como enviado personal suyo al país. «Estoy muy contento por esto, porque ellos no habían visto ningún Cardenal desde el tiempo en que el Card. Etchegaray fue enviado por el Papa Juan Pablo II en el momento de la guerra de 2003». Esta decisión, unida a la expresión de su disposición a visitar Irak cuando le sea posible, fue calificada por el purpurado como «un signo bastante fuerte».

«Yo he querido hacer un hermanamiento entre nuestras diócesis y hemos abierto un sitio web, no limitado a los fieles de Lyon, para que las familias cristianas de Occidente, de Francia – y de Latinoamérica, ¿por qué no?- se hermanen con una familia cristiana de Irak», relató el Arzobispo. Esta unión se puede expresar a través de fotografías, ayudas materiales y comunicación, «para que recen juntos y que sepan y tengan la certeza de que hay una amistad fuerte, una hermandad fuerte en la familia de la Iglesia». El purpurado explicó que nuevas tecnologías como el que cada teléfono tenga una cámara fotográfica, facilitan notablemente la iniciativa: «Ellos, que no tienen nada, les queda todavía eso del teléfono y entonces recibir una foto de la familia, de nuestros niños y todo esto es algo que tiene mucha fuerza».

Esta cercanía afectiva y espiritual es de gran importancia y responde a la mayor necesidad de los cristianos perseguidos. «Es un país muy rico, no les falta tanto dinero», expuso el Card. Barbarin. «A esas familias sí que les falta todo, no tienen nada, pero el país mismo puede ayudar, la Iglesia de Irak puede ayudar, no es pobre, porque el país tiene mucho petróleo». En cambio, las oraciones son un valioso recurso que puede contribuir para obtener las cosas que parecen particularmente lejanas en el momento presente.

«Les he prometido rezar cada día el Padrenuestro en su lengua litúrgica, el caldeo, hasta que puedan volver a Mosul», explicó el Cardenal. «Esto lo digo a quienes van a leer mis palabras: ustedes pueden unirse a esta oración que es el Padrenuestro, y hacerlo en español, en la lengua que quieran: el Padrenuestro cada día hasta que los cristianos de Mosul puedan volver a sus Iglesias a sus casas, a su pueblo, a su ciudad, a su trabajo», exhortó.

Gaudium Press / Miguel Farías.

 

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