San Pablo (Viernes, 29-08-2014, Gaudium Press) La Iglesia en Brasil recordó en el cuarto domingo del mes de agosto, día 24, la importancia de la vocación de los laicos, hombres y mujeres bautizados y llamados a testimoniar el nombre de Nuestro Señor Jesucristo por el mundo afuera.
El Arzobispo de San Pablo, Cardenal Odilo Pedro Scherer, en la Santa Misa celebrada este domingo, resaltó, en su homilía, la misión de los laicos inseridos en la Iglesia.
En entrevista para el diario arquidiocesano O São Paulo, el purpurado dijo que «cabe a los cristianos laicos, sobre todo, llevar el fermento, la sal y la luz del Evangelio a las estructuras y organizaciones de la sociedad».
«En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco exhorta a toda la Iglesia a colocarse en actitud misionera permanente y a no contentarse con una ‘pastoral de manutención’, dirigida apenas sobre sí misma», afirmó.
De acuerdo con el Cardenal Odilo, el papel del laico para la concretización de esa misión es «contribuir a que el mundo sea siempre más iluminado por la luz del Evangelio y tenga el estilo del Reino de Dios».
Con todo, «esto requiere de los laicos una ‘conversión misionera’, o sea, un cambio de mentalidad, para comprender y aceptar que la Iglesia, con todo lo que hace parte de ella, no existe para sí misma, sino para la misión y para testimoniar la vida nueva que viene del Evangelio; esa es su primera y más importante misión y su propia razón de ser y existir».
Cuando preguntado sobre la participación de los laicos en la vida interna de la Iglesia, el Cardenal cree ser necesario siempre, por parte de ellos, acoger nuevamente la Palabra de Dios, «celebrar y recibir los sacramentos y contar con el apoyo de la vida comunitaria», siendo todo eso un «don y gracia de Dios, para cultivar la Fe, crecer y madurar en ella, en comunión eclesial».
Pero la participación de los laicos, prosiguió, de forma auténtica y bien comprendida, «debe llevar a una actitud misionera más dinámica, generosa y perseverante», pues «no se puede guardar apenas para sí los dones recibidos» y «la vida cristiana bien vivida lleva a ser buenos discípulos-misioneros».
«En la Iglesia, es preciso mantener la claridad sobre la vocación y misión propia de los laicos y un sano equilibrio. Los laicos tienen una misión insubstituible, propia de ellos, dentro de la Iglesia y en el mundo: ellos precisan ser formados para esta misión y estimulados a asumirla con Fe y generosidad», completó. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de San Pablo
Deje su Comentario