Londrina (Jueves, 04-09-2014, Gaudium Press) La animación bíblica de la vida de la Iglesia es el tema del más reciente artículo de Mons. Orlando Brandes, Arzobispo de Londrina, en Brasil, que recuerda que la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil – CNBB lanzó el Documento 97 cuyo título es: «Discípulos y Servidores de la Palabra de Dios en la misión de la Iglesia». Para el Prelado, estamos delante de una excelente propuesta bíblica que llamamos de «Animación Bíblica de toda la vida de la Iglesia y de la Pastoral», pasando de la «pastoral bíblica» para una animación bíblica de toda la Iglesia.
De acuerdo con el Arzobispo, lo que se pretende es colocar la Palabra de Dios en el centro, respetar su primacía como alma de nuestro ser y actuar cristiano. Él resalta que la Palabra debe ser la inspiración, la savia, el camino, el alimento de la vida sacramental y pastoral. Para eso, Mons. Brandes evalúa que es necesario tres experiencias con la Palabra: formación bíblica, oración bíblica y anuncio de la Palabra.
Foto: Aleteia.org |
«Es bueno recordar el mensaje conclusivo del Sínodo de la Palabra (2008) donde se dice que la Palabra tiene una ‘voz’, esto es, la revelación divina, tiene un ‘rostro’ que es Jesucristo; tiene una ‘casa’ que es la Iglesia y tiene un camino que es la misión».
Énfasis en la Lectio Divina
Según el Prelado, gran énfasis debe ser dado a la lectura orante de la Biblia (Lectio Divina) a través de la cual ocurre un encuentro personal con Dios, un relacionamiento con Jesucristo, su Evangelio y su reino. Conforme él, otra oportunidad privilegiada de encuentro con la Palabra de Dios es la homilía por ocasión de las celebraciones litúrgicas. Además, Mons. Brandes resalta que mayor atención debe ser dada a la celebración de la Palabra donde no hay sacerdotes para celebrar la Misa.
«Para que ocurra la animación bíblica de toda la vida de la Iglesia, el Documento hace algunas propuestas nuevas, a saber: tornar la Biblia el libro principal de la catequesis, realizar un año bíblico, promover congresos bíblicos, crear comisiones bíblicas en todos los sectores de la Iglesia, ofrecer subsidios bíblicos, rezar las Liturgias de las Horas o al menos los salmos con el pueblo», enfatiza.
Otro aspecto mencionado por el Arzobispo es que la animación bíblica de toda la vida de la Iglesia debe facilitar el acceso a la Biblia en las familias, preparar a los lectores (ministros de la Palabra), realizar retiros bíblicos y tener escuela bíblica en las parroquias. Él agrega que semanas bíblicas, maratones, día de la Palabra, simposios, seminarios bíblicos y otras creatividades especialmente en internet son bienvenidas, como también educar para el silencio, la escucha y el amor a la Palabra.
«La dimensión bíblico-social es fundamental para el profetismo, la promoción de los derechos de la persona, la reconciliación, la paz, la política. Especial atención debe ser dada a los pobres, migrantes, enfermos, defensa del medio ambiente. Los jóvenes, los encarcelados sean atraídos a conocer y vivir la Palabra».
Por último, Mons. Brandes destaca que los medios más comunes para la animación bíblica son los círculos bíblicos, los grupos de reflexión, las CEBs, los medios de comunicación social, las misiones populares. Él cree que es preciso dar una dimensión bíblica a todos los eventos celebrativos como: novenas, procesiones, romerías, reza del rosario, vía sacra, religiosidad popular, acólitos, infancia misionera y movimientos eclesiales.
Para el Prelado, sin la Palabra la iniciación a la vida cristiana no sucede y, por eso, en los seminarios tiene que ser ofrecido, además de los estudios bíblicos, la lectura orante de la Palabra, para que las vocaciones adquieran un corazón bíblico, pues antes de ser maestra del anuncio, la Iglesia debe ser maestra de la escucha de la Palabra de Dios.
«Percibimos que la CNBB quiere impulsar el amor a la Palabra de Dios y darle la primacía que merece. Hoy sigue siendo muy actual la pregunta: ‘¿Qué hiciste con mi Palabra’? (Bernanos). En nuestros tiempos hablamos de iniciación cristiana, nueva evangelización, misión permanente y necesidad de profetismo. Para que todo eso ocurra hay una condición: el amor, el conocimiento y la vivencia de la Palabra de Dios», concluye. (FB)
Deje su Comentario