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Ciudad del Vaticano (Viernes, 05-09-2014, Gaudium Press) En un artículo sobre la figura del Papa Francisco aparecido en la revista estadounidense Fortune, el redactor Shawn Tully aclara la información sobre los recursos financieros de la Santa Sede, cuya realidad contradice una imagen de desmedida riqueza que ha llegado a ser extendida en la opinión pública. «Su riqueza es mucho más modesta que su imagen suntuosa», describe el periodista, que ofrece detalles sobre la procedencia de los bienes y su uso para actividades apostólicas y caritativas.
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| La Santa Sede, dedicada al apostolado y la caridad, dista mucho de poseer grandes recursos económicos. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press. |
El artículo se centra en las reformas promovidas por el Pontífice al interior de la Iglesia, destacando los esfuerzos de la administración de los recursos, recientemente encomendados al Cardenal George Pell, nuevo Secretario de Economía de la Santa Sede. Sobre la economía del Vaticano, destaca que no realiza una administración central de los recursos de la Iglesia en el mundo, como algunas personas podría creer. Las comunidades religiosas y las diócesis tienen autonomía y «el Vaticano no tiene ningún reclamo o acceso al capital de las dos ramas que supervisa», comenta el periodista aplicando términos empresariales a la autoridad espiritual de la Santa Sede.
La realidad financiera del Vaticano
La descripción del trabajo de las 296 órdenes religiosas y congregaciones destaca su labor en la educación, el trabajo misionero y la ayuda a los pobres, y recuerda que cada comunidad administra sus recursos de manera regional. Las diócesis, por su parte, «sí aportan cantidades sustanciales de dinero al Vaticano cada año, pero la mayoría de éste está destinado para ya sea trabajo misionero o las donaciones caritativas del Papa», recuerda Tully. Finalmente, este ingreso sólo significa un 4.5% del total. De esta manera, la Santa Sede se sostiene prácticamente de forma independiente, siendo su principal fuente de recursos la visita de los turistas a los Museos Vaticanos y la venta de monedas conmemorativas en sus tiendas de regalos.
Los dineros recaudados por estos medios deben sostener el Estado de Ciudad del Vaticano, que cuenta con su propio gobierno y seguridad y a la Curia Romana, encargada de apoyar al Santo Padre en la administración de la Iglesia. El ejercicio del años anterior significó una entrada de unos 377 millones de dólares y un gasto de 332, lo cual dejó un excedente de apenas 45 millones que se invierten principalmente en el pago de pensiones y en establecer una reserva para remodelaciones y adecuaciones del Museo Vaticano y los demás edificios. Instituciones como Radio Vaticano o las Nunciaturas Apostólicas (que realizan el trabajo diplomático de la Santa Sede) representan grandes gastos sin reportar beneficios económicos. Dos tercios de los recursos se emplean en el pago de salarios, que además tienen un promedio hasta un 25 por ciento menor al de los trabajadores de Italia.
El artículo destaca que estos balances contradicen la creencia generalizada. «Se asume frecuentemente que el Vaticano posee una gran riqueza, pero si fuera una compañía sus ganancias no la acercarían a hacer parte de Fortune 500 (el listado de la propia revista sobre las empresas más exitosas)», explicó el redactor. «Los bienes más valiosos del Vaticano – algunos de los más grandes tesoros artísticos del mundo – sin virtualmente invaluables y no son para la venta. La situación económica real es tal, que la revista dedica una porción significativa de su artículo a evaluar los cambios que la Santa Sede realizaría para garantizar su subsistencia económica de acuerdo a los principios actuales de la administración.
También en este campo material, la Santa Sede, que algunos imaginan como una de las corporaciones más lucrativas del mundo, depende por completo del auxilio divino.
Con información de Fortune y Religión en Libertad.
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