Frederico Westphalen (Lunes, 08-09-2014,Gaudium Press) «Importancia de escuchar la voz del Señor» es el título del artículo de Mons. Antônio Carlos Rossi Keller, Obispo de la Diócesis de Frederico Westphalen, en el estado de Río Grande del Sur, Brasil. En su reflexión, el Prelado afirma que siendo la voz de Dios la del mejor de los padres, es siempre camino seguro de felicidad para sus hijos. Para él, del escuchar y seguir esa voz depende todo el bienestar humano: paz, alegría, amor, tranquilidad, verdadero progreso social, encuentro de la Verdad.
El Obispo recuerda que el refrán del salmo responsorial del domingo pasado recomienda: «Si hoy oyeres la voz del Señor, no cerréis vuestros corazones». Y por medio del profeta Ezequiel el Señor nos dice que debemos ser como centinelas delante nuestros hermanos, para avisarlos de los posibles peligros que pueden correr. Conforme Mons. Keller no podemos quedar indiferentes ante el mal, y por eso esta atención y corrección son de tal forma importantes, que, si no la cumplimos, el Señor alerta que seremos responsables por las desgracias terrenas y eternas de los otros.
«Son infelizmente muchos los desvíos doctrinales y morales que tan descarada y ligeramente se divulgan, al punto de ser presentados, a veces, casi como virtudes. Delante tal descalabro nadie podrá quedar indiferente. Los mandamientos del Señor, que son siempre caminos de felicidad, no cambiaron. Es urgente anunciar las leyes santas del matrimonio, la fidelidad y castidad conyugal, la virginidad hasta el matrimonio», evalúa el Obispo.
Por otro lado, él también resalta que es preciso denunciar los engaños que son los divorcios, el crimen del aborto; la poca generosidad en la aceptación de los hijos, la falta de una educación integral de tantos niños, el poco y a veces ningún amor que se da a los hijos, la ligereza en el vestir, los noviazgos pecaminosos, la literatura y películas inmorales, la tan poca atención dada a los verdaderos valores, las injusticias sociales por parte de patrones y operarios.
Según Mons. Keller, perdemos mucho tiempo con esas cosas, cuando el Señor, que todo lo posee, no nos engaña y es nuestro Amigo. Él destaca que es Jesús quien nos manda buscar en primer lugar el Reino de Dios y su justicia, que todo lo demás nos será dado por añadidura.
«La caridad es el pleno cumplimiento de la ley», nos recuerda San Pablo en la segunda lectura de la Misa de domingo (Romanos 13,8-10). El Prelado afirma que si no podemos ser indiferentes delante de los muchos caminos equivocados que nuestros hermanos pueden correr, también es cierto que toda nuestra acción apostólica deberá ser ejercida con mucha caridad, persistencia, coraje y comprensión. «Siempre sin juicios precipitados. Nunca tenemos derecho de juzgar sea quien fuere. Los desvíos por otros practicados, también podrían ser nuestros, si no hubiésemos recibido las gracias que Dios, en su Bondad infinita, nos concedió. Solo Él nos podrá verdaderamente juzgar», completó.
De acuerdo con el Obispo, fue con mucha bondad que Jesús habló con la Samaritana, con Zaqueo, con la mujer adúltera y con tantos otros pecadores. Él recuerda que el propio Jesús nos presenta en el Evangelio los cuidados que debemos tener en este abordaje: primero hablar a solas con el hermano, después, si el primer encuentro no resulta, llevar a otro para ayudar en el diálogo, y solo finalmente comunicarlo a la Iglesia.
La importancia de la oración
Por último, Mons. Keller resalta que todos estos pasos deben ser precedidos de mucha oración, pues Jesús en la parte final del Evangelio de domingo también nos invita a rezar: «Si dos de vosotros se unen en la tierra para pedir cualquier cosa, les será concedido por mi Padre que está en los Cielos. En verdad, donde están dos o tres reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos» (Mateo 18,15-20).
«Verdaderamente la crisis del mundo es ‘crisis de santos’, como decía San Josemaría, esto es, de alguien que se sacrifique y ore por sí y por los otros. ¡Cómo es rica y particularmente importante la Palabra del Señor de este Domingo! Vamos a guardarla y transformarla en vida. Tenemos, con certeza, muchos hermanos que esperan, sin saber, nuestra ayuda amiga, para el descubrimiento del verdadero sentido de sus vidas», concluye. (FB)
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