La Plata (Miércoles, 10-09-2014, Gaudium Press) El Arzobispo de La Plata, Argentina, Mons. Héctor Aguer, recomendó a los católicos seguir el consejo de San Pablo de «orar siempre y sin interrupción» y sugirió una manera práctica de realizarlo en la vida cotidiana. Este consejo espiritual fue el centro de su alocución televisiva en el programa «Claves para un Mundo Mejor», que se emite en su país. «¿Rezar todo el tiempo, cómo es posible eso?», cuestionó el prelado a los televidentes.
Los católicos están llamados a orar y a permanecer de forma constante en la presencia de Dios, explicó Mons. Héctor Aguer. Foto: Mazur/catholicnews.org.uk |
«Todos nosotros estamos acostumbrados a rezar y supongo que ustedes y yo rezamos todos los días» comenzó su explicación el Arzobispo. «Pero hay algo que, quizás, no tenemos en cuenta: nuestras oraciones ocupan un ratito, algunos momentos en el día». Mons. Aguer manifestó que estos cortos lapsos de contacto con Dios no son suficientes y que a veces son afectados por distracciones y afanes que impiden que la oración deje «una huella profunda en nuestro corazón».
Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, Argentina. Foto: Claves para un Mundo Mejor. |
El prelado afirmó que, mientras unos oran más y otros menos, todos deberían esforzarse en promover la práctica de la oración y extender la presencia de Dios a lo largo del día para poder orar sin interrupción como lo proponía el Apóstol. «Eso se lo decía a aquellos cristianos pero nos lo está diciendo hoy a nosotros», comentó el Arzobispo. También comentó la práctica de los sacerdotes y religiosos de rezar la Liturgia de las Horas para consagrar varios momentos del día a Dios y renovó su pregunta: «¿Cómo se puede hacer eso de orar continuamente, orar todo el tiempo?».
Para responderla, citó a San Agustín, quien afirmó: «Oramos todo el tiempo con el deseo continuo de la fe, la esperanza y la caridad». Mons. Aguer explicó que esto significa que el cristiano puede «incluso mientras estamos haciendo otras cosas, tener el corazón puesto en Dios». Sin embargo, reconoció que esta disposición interna no es fácil, por lo cual comentó una práctica de los cristianos en Oriente y que recibe el nombre de «oración de Jesús». Los creyentes en esas regiones, explicó, repiten frecuentemente la frase «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, apiádate de mí, pecador». Para el Arzobispo este ejercicio tiene gran valor. «Con esa frase están adorando a Cristo, reconociendo su divinidad y haciendo un acto de contrición, un acto penitencial», describió. «Es bellísima esta breve oración».
Ellos dicen que no sólo se la repite verbalmente», continuó el prelado, «sino que si uno se acostumbra a decirla siquiera en lo interior, sin que la voz se oiga, esa oración se va acompasando al latido del corazón y se convierte en lo que se llama una oración del corazón». Para el Arzobispo esta puede ser una «especie de solución, práctica si se quiere, a ese mandato del Apóstol que hay que orar todo el tiempo sin desfallecer». Mons. Aguer concluyó su alocución televisiva invitando a los fieles a evaluar las condiciones de su relación con Dios y si se procura una continua comunicación con Él para fomentar de manera auténtica su amistad.
Con información de AICA.
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