Manila (Miércoles, 10-09-2014, Gaudium Press) Recordando siempre que los padres de familia son los primeros educadores de los hijos y los directamente responsables de la primera transmisión de la fe, el Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, Mons. Sócrates Villegas, publicó un documento titulado «Maestros Santos y Heroicos en el Año del Laicado» para destacar la labor de los docentes en el país y la gran trascendencia de su testimonio para sus alumnos. Los profesores, afirma la declaración, «no educan sólo la mente, sino también el corazón».
Los maestros están llamados a la santidad y el heroísmo en su misión de educadores y testigos del evangelios. Foto: Bro. Jeffrey Pioquinto, SJ. |
Tras afirmar la importancia de la familia en la educación de los niños y su inspiración en la Sagrada Familia, los Obispos recordaron que la misión de los padres debe ser apoyada por las instituciones educativas, que deben estar a la altura de su deber. «Siempre se ha dicho que se necesita un pueblo para educar un niño», comentaron los prelados. «Por esto, los padres deben ejercer su derecho de elegir una escuela para sus hijos que los ayude de la mejor manera en su tarea como educadores cristianos».
La importante misión del maestro
«Los niños crecen en la fe y la sabiduría cuando se les nutre con educación apropiada», recuerda la declaración, que anima a seleccionar para esto a los mejores maestros, dispuestos a dar testimonio del mensaje cristiano «no sólo de palabra, sino con cada gesto de su comportamiento». Los Obispos animaron a los maestros a educar en la excelencia y nunca fomentar la mediocridad, permitiendo a los alumnos desarrollar su sentido de la responsabilidad. También animaron a cuidar de quienes requieren un trato especial y preocuparse por reconocer los dones de cada uno de los alumnos, de forma que puedan «sacar a la luz el Cristo que está en ellos».
Además, los prelados invitaron a los educadores a llevar su legado más allá de los salones de clase y transformar la vida de los estudiantes. «Como formadores de habilidad y del carácter, ellos son testigos de la fe», afirma la declaración. Los Obispos hicieron un reconocimiento de los maestros que deben enfrentar dificultades para cumplir su misión en regiones apartadas o padeciendo necesidades materiales, así como de la frecuente dureza de su carga de trabajo. La declaración rinde homenaje a la perseverancia y entrega de muchos maestros, de directores que incluso sacrifican recursos propios para mejorar sus escuelas y la de catequistas voluntarios que se ofrecen para impartir la educación religiosa en escuelas públicas sin recibir un pago por su trabajo.
Héroes y Santos
Según los Obispos filipinos, los educadores tienen una gran oportunidad de ser «héroes y santos» en su oficio. Estando a cargo de las necesidades de su propia familia con recursos limitados, constantemente formándose para su labor y fieles a la guía que les ofrece la Iglesia, muchos maestros ejercen su llamado de forma sacrificada y admirable. «Estos educadores son verdaderos misioneros que responden plenamente a sus llamados, seguros en la certeza de que su respuesta es vital para la construcción y renovación continua de la ciudad terrena y para la evangelización del mundo», afirmaron los prelados.
«Los profesores tienen el desafío de ser valientes en medio de tiempos turbulentos», exhortaron los Obispos. «Están llamados a la santidad y el heroísmo», insistieron, recordando que Cristo mismo nunca rechazó su título de Maestro y es el ejemplo en el cual deben enfocarse. «Él habló con autoridad. Él era un gran comunicador de la visión del Reino». Imitando sus virtudes, los profesores «obtienen santos y héroes de sus estudiantes. Ellos usan la disciplina del amor para enseñarles la santidad y el heroísmo».
Los prelados agradecieron el compromiso de los educadores en el país, animándoles a «caminar el kilómetro extra» y ofrecer más en su trabajo, exhortaron a los jóvenes a respetar a sus maestros y a los sacerdotes a acompañar debidamente la labor educativa a través de la catequesis y la formación en la fe. También pidieron a los directores de las instituciones educativas su esfuerzo para hacer de ellas «un lugar de encuentro con Dios» y reafirmaron el compromiso de oración de la Iglesia para que perseveren en su obra y sean fieles en su testimonio cristiano. «María, Madre de todos los profesores, acércanos a Jesús, nuestro único Maestro», concluyeron.
Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas.
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