Donetsk (Jueves, 11-09-2014, Gaudium Press) La organización Ayuda a la Iglesia Necesitada dio a conocer el testimonio de dos sacerdotes secuestrados en los meses de julio y agosto en medio de la inestabilidad política y social en Ucrania. Los presbíteros enfrentaron 12 y 11 días de cautiverio respectivamente y relataron su experiencia, en la que se evidencia el testimonio cristiano de los pastores aún bajo la incertidumbre y las amenazas de muerte que se cernían sobre ellos. «Viví momentos dramáticos, pero siempre encontré fuerzas en la oración», aseguró el P. Sergei, sacerdote greco católico del exarcado arzobispal de Donetsk.
El Santo Rosario fue fuente de fuerza para el P. Segei en su cautiverio. Foto: Fr. Lawrence, OP. |
El P. Sergei fue abordado por miembros de un movimiento separatista mientras conducía su vehículo a finales del mes de julio. «Se bajaron de un vehículo a mi lado tres hombres» relató el sacerdote a AIN, según citó el informativo Vatican Insider. «Entendí inmediatamente lo que querían. Me obligaron a subir a su auto y después me adormecieron con una esponja mojada con cloroformo». Al despertar, pudo enterarse del motivo de su secuestro: el sacerdote había participado en una jornada de oración por la paz y la unidad en Ucrania, hecho que fue interpretado ideológicamente por sus captores como una posición en contra de los fines de su movimiento.
Si bien el sacerdote no fue víctima de torturas físicas, sus captores sí lo amenazaban de muerte y le hacían creer que iba a ser ejecutado. «Me decían que rezara porque esos habrían sido mis últimos momentos y después disparaban al aire», narró. Las condiciones de su cautiverio aumentaron notablemente por su padecimiento de diabetes y la ausencia de insulina que el P. Sergei debe usar para controlar la enfermedad. «Con el paso del tiempo, mis condiciones empeoraban y les supliqué que me dieran las medicinas, pero mis súplicas no fueron escuchadas».
Una semana después de su rapto, un hombre de acento extranjero llegó al lugar de su reclusión y lo interrogó de manera detallada, lo cual impresionó mucho al sacerdote. «El hombre tenía muchísima información sobre mí y conocía incluso el nombre de mis parroquianos», recordó el P. Sergei. «Creo que mis secuestradores me vigilaban desde hace tiempo». Después de doce días, el presbítero fue abandonado en un vehículo sin explicación alguna, por lo cual esperó unas dos horas y al constatar su completa soledad condujo el vehículo hasta llegar a un lugar seguro.
«Viví momentos dramáticos, pero siempre encontré fuerzas en la oración», concluyó el sacerdote. «Cuando mi presión sanguínea aumentaba debido a la falta de medicinas, me ponía a rezar el Rosario. Y, como por milagro, el corazón comenzaba a latir más lentamente».
Ayuda a la Iglesia necesitada también contactó al P. Víctor, de la Diócesis de Charkiv-Zaporižžja, quien fue secuestrado de una manera similar. El sacerdote fue detenido en un retén instalado por separatistas. «Después de haber revisado mis documentos, me dijeron que los siguiera para una pequeña vigilancia, pero me liberaron once días después», comentó. Con métodos similares a los descritos por el P. Sergei, el P. Víctor padeció interrogatorios y amenazas de ejecución con disparos al aire. En su caso, el pequeño cuarto donde fue recluido fue compartido con otros secuestrados temporales que en total llegaron a sumar unas 50 personas. El sacerdote aprovechó esta oportunidad para ofrecer asistencia espiritual a los retenidos. AIN informó que un tercer sacerdote fue secuestrado de modo similar, esta vez se trató de un presbítero polaco que visitó Ucrania con motivo de la jornada de oración por la paz en el país.
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada y Vatican Insider.
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