Londrina (Viernes, 12-09-2014, Gaudium Press) «Cuatro cristianismos insuficientes» es el título del más reciente artículo de Mons. Orlando Brandes, Arzobispo de la Arquidiócesis de Londrina, en el Estado de Paraná. Él hace una reflexión sobre estos cuatro tipos de cristianismo: el Cristo sin carne; el Cristo sin Iglesia; el Cristo sin el reino; y el Cristo sin Cruz.
Con relación al «Cristo sin Carne», el Prelado afirma que la humanidad de Jesús, la inculturación del Hijo de Dios en nuestra historia es la mayor elevación del ser humano. Para él, el Cristo sin carne es aquel cristianismo lejos del otro, sin el hermano, sin amor por los pobres, personas enfermas, es un misticismo intimista, sin compromiso con el mundo, con la realidad, por tanto, cristianismo desencarnado, alienado, desinteresado por el hermano.
«Cada hermano es continuidad de la encarnación de Jesús. El humanismo de Jesús de Nazaret, su modo de ser, su cuerpo, alma y voluntad humana, nos impulsan al compromiso con la vida, la sociedad, la historia, la política. El Cristo sin carne retrata un cristianismo espiritualista, acomodado, invertido. El Evangelio nos invita a ir al encuentro del otro, ver el rostro del hermano, valorizar su presencia física», resalta.
Para explicar el «Cristo sin Iglesia», Mons. Brandes resalta que encontramos personas que aceptan a Cristo, pero, rechazan la Iglesia; admiran a Cristo, pero, no se adhieren a la Iglesia, a los sacramentos y a la vida pastoral de la comunidad. Él enfatiza, sin embargo, que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, y un Cristo sin Iglesia es cabeza sin cuerpo; un Cristo sin Iglesia es una anomalía, pues, quien quiso la Iglesia fue Jesús.
«Ella es el instrumento de la salvación que continua la acción de Jesucristo en la historia hasta el fin de los tiempos. Jesús quiso la Iglesia. Cristo sin Iglesia es una forma de cristianismo insuficiente. Quien ama a Cristo, ama también la Iglesia por la cual él dio su vida».
Ya sobre el «Cristo sin el reino» el Prelado destaca que toda la palabra y predicación de Jesús es el reino de Dios que se manifiesta en las curas, milagros, opciones, actitudes y gestos de Jesús. Conforme él, los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos son limpios, los pobres son liberados, los pecadores son perdonados, y todo eso es el Reino de Dios. El Arzobispo alerta que separar a Jesús y el reino es una aberración, una manipulación del Evangelio, una opción ideológica. «Entendamos la relación entre Fe y política a la luz del Reino de Dios», agrega.
Por último, Mons. Brandes habla sobre el «Cristo sin Cruz», que es la religión de la facilidad, de la prosperidad, de la Fe sin ética. Según él, hoy hay un rechazo cultural de la renuncia, del sacrificio, de la abnegación de sí, del sufrimiento, en otras palabras, somos bautizados, pero, no evangelizados: «cristianos con vida de pagano».
Una especie de «mundanidad espiritual», como dijo el Papa Francisco. De acuerdo con el Arzobispo, creamos un Jesús a nuestra imagen y semejanza porque escogemos apenas una parte del Evangelio: es más una forma de cristianismo insuficiente. Él refuerza que Jesús crucificado y resucitado es el corazón del cristianismo.
«Quien quiere a Cristo, pero no quiere la Cruz, opta por un estilo de vida con barniz cristiano, por una religiosidad sin compromiso con los hermanos, con la comunidad y con la sociedad. Sin la Cruz ni siquiera somos salvados. Con la luz que viene de la Cruz nos tornamos generosos, disponibles, sacrificados. La Cruz es la fuerza de la misión, alivio en el dolor, estímulo para una vida donada, oblativa, dadivosa», concluye. (FB)
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