sábado, 23 de noviembre de 2024
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Cristo, actualización de la serpiente de bronce de Moisés, es la cura para los problemas de la familia y esposos, indicó el Papa

Ciudad del Vaticano (Lunes, 15-09-2014, Gaudium Press) Ayer, en ceremonia que inició a la 9:00 am en la Basílica Vaticana, el Papa ofició el matrimonio de 20 escogidas parejas. A ellas les dio un mensaje basado en las lecturas del día, que aludían a la Fiesta de la Santa Cruz.

En la primera lectura del día, se narra un pasaje de la historia del pueblo judío que guiado por Moisés iba en busca de la tierra prometida. «Este pueblo nos lleva a pensar en la Iglesia en camino por el desierto del mundo actual, en el Pueblo de Dios, compuesto en su mayor parte por familias.»

Cuando las parejas se «sientes cansadas del camino»

«En un momento dado, ‘el pueblo [judío] no soportó el viaje’ (Nm 21, 4) -señaló el Papa. Estaban cansados, no tenían agua y comían sólo ‘maná’, un alimento milagroso, dado por Dios, pero que, en aquel momento de crisis, les parecía demasiado poco. Y entonces se quejaron y protestaron contra Dios y contra Moisés: ‘¿Por qué nos has sacado…?’ (Cf. Nm 21,5). Es la tentación de volver atrás, de abandonar el camino. Esto me lleva a pensar en las parejas de esposos que ‘se sienten cansadas del camino’ de la vida conyugal y familiar. El cansancio del camino se convierte en agotamiento interior; pierden el gusto del Matrimonio».

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Foto: Radio Vaticano

En medio de los rumores del pueblo del Éxodo, Dios suscitó unas serpientes que picaban a los hombres causándoles la muerte. Pero poco después, tras las oraciones de Moisés, Dios indicó la cura de estas picaduras: «una serpiente de bronce sobre un estandarte; quien la mire, quedará sano del veneno mortal de las serpientes. ¿Qué significa este símbolo? Dios no acaba con las serpientes, sino que da un ‘antídoto’: mediante esa serpiente de bronce, hecha por Moisés, Dios comunica su fuerza de curación, que es su misericordia, más fuerte que el veneno del tentador».

Cristo es la actualización maravillosa de esa serpiente de bronce

Cristo es la actualización maravillosa de esa serpiente de bronce. «Jesús, como hemos escuchado en el Evangelio, se identificó con este símbolo: el Padre, por amor, lo ha ‘entregado’ a Él, el Hijo Unigénito, a los hombres para que tengan vida (Cf. Jn 3,13-17); y este amor inmenso del Padre lleva al Hijo a hacerse hombre, a hacerse siervo, a morir por nosotros y a morir en una cruz; por eso el Padre lo ha resucitado y le ha dado poder sobre todo el universo. Así se expresa el himno de la Carta de San Pablo a los Filipenses (2, 6-11). Quien confía en Jesús crucificado recibe la misericordia de Dios que cura del veneno mortal del pecado».

Este Gran Remedio de Dios para los hombres, llamado Jesucristo el Redentor, es por tanto la ayuda para las familias y los esposos en su caminar terrestre. Aquellos que se sienten «extenuados en el camino», y que son «mordidos por la tentación del desánimo, de la infidelidad, de mirar atrás, del abandono… También a ellos Dios Padre les entrega a su Hijo Jesús, no para condenarlos, sino para salvarlos: si confían en Él, los cura con el amor misericordioso que brota de su Cruz, con la fuerza de una gracia que regenera y encauza de nuevo la vida conyugal y familiar».

«El amor de Jesús, que ha bendecido y consagrado la unión de los esposos, es capaz de mantener su amor y de renovarlo cuando humanamente se pierde, se hiere, se agota. El amor de Cristo puede devolver a los esposos la alegría de caminar juntos; porque eso es el matrimonio: un camino juntos de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a la mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser más hombre. Esta es la misión que tienen entre ustedes. Es la reciprocidad de la diferencia. No es un camino llano, sin problemas, no, no sería humano. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida», resaltó el Pontífice.

El Papa insistió finalmente en su enseñanza, de que los problemas que sufran «los esposos en camino», sean solucionados a la luz «del amor de Cristo y de la Iglesia, un amor que encuentra en la Cruz su prueba y su garantía».

Con información de Radio Vaticano

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