Beijing (Lunes, 22-09-2014, Gaudium Press) La intensa campaña de demoliciones de lugares de culto cristiano en China no ha terminado. Tres nuevas demoliciones en contra de templos católicos en tres provincias del país generaron una nueva alarma en la comunidad católica, a la cual no se pidió ningún tipo de consenso antes de ejecutar los trabajos. Incluso en uno de los lugares se retuvo al párroco con engaños para que no pudiera organizar algún tipo de resistencia. Dos templos fueron destruidos mientras que la Cruz en la fachada de la iglesia de Jingtou, en la provincia de Zhejiang, fue retirada.
Fotografía del templo arrasado en Jingdezhen, publicada en la red social Weibo. Foto: UCA News. |
El aparente motivo de las demoliciones era la voluntad de las autoridades de dar un uso comercial a los terrenos de los lugares de culto. Fue así como el templo de Nuestra Señora de Jingdezhen en Jiangxi desapareció después de la medianoche. Su pastor, el P. Dong Guohua había sido citado por funcionarios de la oficina de Asuntos Religiosos para, en teoría, discutir sobre unas obras de reconstrucción el día sábado en la noche. Según informó la agencia Asia News, el sacerdote fue invitado a cenar y se le presionó para que pasara la noche en el lugar. En medio de la noche recibió la llamada de uno de los vecinos que le informó que el templo había sido destruido en su ausencia. Según el reporte, el portero del lugar fue raptado y liberado el día lunes después de llevar a cabo la demolición.
La demolición, hecha con maquinaria pesada, no tuvo ninguna consideración con el carácter sagrado del recinto, y la profanación se consumó especialmente con el daño causado al Sagrario, el cual fue destrozado y sepultado bajo los escombros del templo. En otro caso similar, el sacerdote sí pudo encarar a las autoridades, pero fue esposado y retirado por la policía. La iglesia de católica de Jinxi, en la provincia de Hunan, desapareció totalmente, hecho ratificado a UCA News por la Diócesis de Changsha.
Según Mons. Methodius Qu Ailin, las autoridades afirmaron simplemente que necesitaban el terreno y ofrecieron un templo diferente para reponer el destruido. «Aunque el nuevo ya está edificado, no hemos renovado la rectoría y el área de culto no está lista para usarse», declaró el Obispo. «El sacerdote se hospeda actualmente en un hostal y no hemos recibido un lugar de culto temporal como prometieron». La campaña de demoliciones, que ha afectado particularmente la ciudad de Wenzhou (ver noticia anterior), ha despertado gran inquietud entre los católicos y ha sido denunciado por los prelados, como lo hizo Mons. Vincent Zhu Weifang, ya que «está incrementando la inestabilidad social. Es una verdadera persecución contra los cristianos» (ver noticia anterior).
Con información de Asia News y UCA News.
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