Ciudad del Vaticano (Martes, 23-09-2014, Gaudium Press) Hoy la oficina de prensa de la Santa Sede ha publicado el mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, jornada que se celebrará el 18 de enero del próximo año, y que tendrá como lema «Una Iglesia sin fronteras, madre de todos». Hoy también, dicho mensaje fue presentado por el Cardenal Antonio Maria Vegliò, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.
«El Señor dice: ‘Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme’. Misión de la Iglesia, peregrina en la tierra y madre de todos, es por tanto amar a Jesucristo, adorarlo y amarlo, especialmente en los más pobres y desamparados; entre éstos, están ciertamente los emigrantes y los refugiados, que intentan dejar atrás difíciles condiciones de vida y todo tipo de peligros», expresa el Papa Francisco al inicio de su comunicación.
Foto: Radio Vaticano |
El Pontífice argentino enfatizó en diversos trechos en el carácter materno de la Iglesia, característica visible «ya desde los primeros siglos», y «explicitada después en los escritos de los Padres y retomada por el Concilio Ecuménico Vaticano II». De manera tal que para la Iglesia Madre «nadie puede ser considerado inútil, fuera de lugar o descartable. Si vive realmente su maternidad, la comunidad cristiana alimenta, orienta e indica el camino, acompaña con paciencia, se hace cercana con la oración y con las obras de misericordia».
Es posible que los movimientos migratorios «susciten desconfianza y rechazo, también en las comunidades eclesiales». Entretanto, «esos recelos y prejuicios se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al extranjero necesitado». No obstante «la fuerza de la fe, de la esperanza y de la caridad permite reducir las distancias que nos separan de los dramas humanos. Jesucristo espera siempre que lo reconozcamos en los emigrantes y en los desplazados, en los refugiados y en los exiliados». Los movimientos migratorios «de hecho, requieren profundizar y reforzar los valores necesarios para garantizar una convivencia armónica entre las personas y las culturas».
Una colaboración sistemática y efectiva a nivel global
En la actualidad, «los movimientos migratorios han asumido tales dimensiones que sólo una colaboración sistemática y efectiva que implique a los Estados y a las Organizaciones internacionales puede regularlos eficazmente y hacerles frente. En efecto, las migraciones interpelan a todos, no sólo por las dimensiones del fenómeno, sino también »por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional». A la iniciativa estatal y global para asistir a las migraciones, el Papa pide una «acción más eficaz e incisiva», cimentada en «la protección de la dignidad y centralidad de la persona humana», acción que tendrá como consecuencia una efectiva «lucha contra el tráfico vergonzoso y delictivo de seres humanos, contra la vulneración de los derechos fundamentales, contra cualquier forma de violencia, vejación y esclavitud».
«A la globalización del fenómeno migratorio hay que responder con la globalización de la caridad y de la cooperación, para que se humanicen las condiciones de los emigrantes», sentenció el Pontífice. Igualmente el Papa Francisco invitó a las diversas autoridades responsables, a «garantizar una progresiva disminución de las razones que llevan a pueblos enteros a dejar su patria a causa de guerras y carestías, que a menudo se concatenan unas a otras».
El Papa concluye su mensaje, diciendo que los emigrantes y refugiado ocupan un lugar privilegiado en el Corazón de la Iglesia Madre, y los invitó a crecer en la confianza, con los ojos del alma puesto en la Sagrada Familia exiliada en Egipto.
Con información de Radio Vaticano
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