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Santiago (Lunes, 29-09-2014, Gaudium Press) El sábado 27 de septiembre, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, ordenó a siete nuevos diáconos permanentes quienes estarán al servicio de la Iglesia capitalina. Ante una Catedral Metropolitana repleta de familiares, amigos y fieles, el pastor impuso sus manos a Raúl Ubilla, Sergio Barayón, Miguel Haggar, Miguel Miranda, Julio Torres, Nelson Varela y Jaime Coiro, este último, periodista y portavoz de la Conferencia Episcopal chilena.
En su homilía, el cardenal Ezzati subrayó la relevancia de la identidad diaconal, de servicio al prójimo, en la misión de la Iglesia.
Comentando el Evangelio del Buen Samaritano, el purpurado exhortó a los nuevos diáconos a cultivar las tres actitudes del de este personaje de la parábola de Jesús: la de detenerse ante el dolor del hermano sin pasar de largo, la de compadecerse ante el sufrimiento de los demás, y la de curar sus heridas y preocuparse por su bienestar.
Tras examinar la voluntad y disposición de los diáconos electos, de sus esposas y de sus hijos, en el rito de ordenación, los siete nuevos diáconos prometieron fidelidad al Arzobispo de Santiago y sus sucesores, y como signo de entrega y abandono se postraron mientras la comunidad invocaba el auxilio de los Santos en el cántico de las letanías. Posteriormente, por la imposición de manos del arzobispo y por la oración consecratoria recibieron el sacramento de la ordenación.
Comentando su experiencia con la comunidad, y muy agradecido por este regalo de Dios, Jaime Coiro, destacó: «Con el espíritu revitalizado por el testimonio de tu servidor Francisco, como él emprendemos camino con la mirada puesta en el Buen Samaritano. Queremos ser diáconos próximos, atentos al sufrimiento del hermano, dispuestos a curar y vendar heridas, a incluir a postergados, y a anunciar a todos que tu amor no conoce límites y es el mayor regalo para nuestra vida».
Al finalizar la celebración, la asamblea aplaudió extensamente a los nuevos diáconos y su ejemplo de servicio y compromiso con Dios y cada una de sus comunidades.
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