México (Martes, 21-07-2009, Gaudium Press) La Comisión Pastoral de Comunicación del episcopado mexicano, hizo pública una nota ayer, lanzando un fuerte apelo para que «termine la violencia que alcanza de forma cada vez más creciente y preocupante» al país.
Dirigiéndose «a los hombres y mujeres que siembran el mal«, los obispos mexicanos dicen «¡basta de muerte, asesinatos, odio y miedo!» La nota subraya «el dolor y la angustia» que provoca en todos los ciudadanos «vivir en un país ensangrentado donde crece la violencia» y donde por causa de eso crece también la «desconfianza«.
Son muchos los mexicanos víctimas de amenazas, extorsiones, secuestros y homicidios, asegura la Comisión Episcopal, que pide a todos «superar las diferencias políticas o religiosas para unirse en un solo cuerpo contra el flagelo de la violencia».
Los obispos afirman que la violencia degrada a todos los ciudadanos, que son obligados a vivir en «un clima de terror y de incertidumbre» y recuerda además que en algunos casos diferentes habitantes tuvieron que abandonar sus villas y sus comunidades «malogrados por una inseguridad creciente.» El documento pide a todos que unan su propia voz a la de la Iglesia y a todo el pueblo de México para pedir, «en nombre de Dios«, el fin de este estado.
La manifestación de los obispos es recurrente. Desde hace algunos años, por medio de diferentes documentos, el episcopado mexicano afirma estar llamando la atención sobre la «escalada» de delincuencia, macrocriminalidad, narcotráfico y tráfico de seres humanos. Como una de las principales medidas para combatir a la violencia, el gobierno mexicano viene enviando soldados para apoyo y refuerzo de aquellos que ya operan en algunas regiones del país, como por ejemplo en Michoacán, para contrastar el poderío de los grupos de narcotraficantes. Según la prensa local, desde 2006 son por lo menos 11 mil las víctimas por causa del tráfico de drogas.
El pasado día 10 de julio, Benedicto XVI, durante la presentación de las cartas credenciales del nuevo embajador de México en la Santa Sede, había afirmado:
«Muchos son los pasos que, a partir de diferentes instancias de la nación, están siendo cumplidos en la dirección de promoción de un nuevo orden social más justo y solidario y para superar las contrariedades que continúan atormentando al país. En este sentido, vale la pena destacar la atención y el empeño con que las autoridades de su país están enfrentando cuestiones tan graves como la violencia, el narcotráfico, la desigualdad y la pobreza, que son terreno fértil para la delincuencia. Es bien sabido que, para una solución eficaz y duradera de estos problemas, no son suficientes medidas técnicas o de seguridad.
Es necesaria una visión amplia y la eficiente unión de los esfuerzos, además de la promoción de una renovación moral, de educación de las consciencias y de la construcción de una verdadera cultura de vida. En este contexto, las autoridades y las diversas fuerzas de la sociedad mexicana encontrarán siempre la leal colaboración y la solidaridad de la Iglesia Católica«.
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